ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Resultados preliminares sobre la influencia de la fecha de siembra en el establecimiento del cenchrus ciliaris cv. Formidable
L.A. Corbea y E. Fernández
Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey" Matanzas, Cuba
RESUMEN
En un diseño de bloques al azar con cuatro réplicas, se estudió la influencia del mes de siembra en el establecimiento del buffel formidable. Los tratamientos correspondieron a los 4 meses de siembra (mayo, septiembre, noviembre y marzo). La siembra se realizó a voleo con pases de grada y rodillo compactador. La densidad fue de 1,08 kg de semilla pura germinable (SPG) por hectárea. En la época seca se regó cada 15 a 20 días con una norma aproximada de 250 m3/ha. La siembra de septiembre resultó la mejor establecida con un área cubierta de 83,75%, la invasión de malezas fue solo de 5% y la altura del pastizal de 74,75 cm 90 días después de la siembra, lo que permitió que el rendimiento acumulado en el año de evaluación alcanzara las 15,6 t de MS/ha, superior (P<0,001) al resto de los tratamientos estudiados. Estos resultados sugieren señalar a septiembre como el mes más conveniente para la siembra de este cultivar, no obstante, debido a que en este trabajo solo se probaron los meses de comienzo y final de la primavera, sería importante realizar otros estudios que incluyan otros meses de la primavera, antes de arribar a conclusiones definitivas.
Palabras clave: Mes de siembra, establecimiento, Cenchrus ciliaris cv. Formidable.
ABSTRACT
A field trial was conducted using a randomized block design with four replications in order
to study the influence of sowing month on cv. Formidable establishment. The
treatments corresponded to the four sowing months (May, September, November and March).
Broadcasting sowing, harrow, land packer application and seed rate of 1,08 kg of GPS/ha were
considered. Irrigation every 15-20 days (approximately 250
m3/ha) was made in the dry season. The
best establishment (83,75% land cover) was found with September sowing where weeds
invasion was only about 5% and sward height averaged 74,75 cm 90 days after sowing. These
factors permitted that the yield accumulated during the evaluated year rised up to 15,6 DM t/
ha which was higher (P<0,001) than the rest treatments. According to this study, September
is found to be the best month for sowing this cultivar. Although in this experiment we
only studied those months from early and late spring it would be very important to evaluate
mid-
spring months in order to arrive to conclusive results.
Additional index words: Sowing month, establishment, Cenchrus ciliaris cv. Formidable.
INTRODUCCIÓN
Determinar el mes más adecuado para la siembra de una especie de pastos económicamente importante, tiene un apreciable valor debido a la influencia que ejercen los factores del clima en la germinación y posterior desarrollo de las plantas. Hegarty (1978) planteó la posibilidad de que la germinación fuera inhibida a causa de un stress hídrico, lo cual puede producirse cuando plantamos en un mes donde las lluvias sean escasas afectándose asimismo el suministro a las plantas recién nacidas para que puedan realizar eficientemente su actividad metabólica en la que el agua tiene efectos directos e indirectos (Sprague, 1969).
La temperatura fue considerada por Van Dellewijn (1951) como uno de los factores externos de mayor importancia que siguen al proceso de la germinación. Más recientemente, Ivory y Whiteman (1978) y Whiteman, Naing y Barnes (1984) han demostrado la importancia de las temperaturas y los períodos luminosos en el crecimiento y desarrollo de varias especies de pastos tropicales y subtropicales. En países como Cuba, donde existen dos estaciones del año bien definidas por sus diferencias en cuanto a precipitación, temperatura y duración del día, una forma de conocer las exigencias de determinada especie con relación a los factores climáticos es sembrar en diferentes meses del año que incluyan ambos períodos.
El objetivo de este trabajo fue estudiar la influencia del mes de siembra en el establecimiento del buffel formidable.
MATERIALES Y MÉTODOS
Suelo y clima. El experimento se realizó en un suelo Ferralítico Rojo compactado (Academia de Ciencias de Cuba, 1979) de la Estación Experimental "Indio Hatuey", municipio de Perico, provincia de Matanzas. El promedio de lluvia anual fue de 1 390 mm, y una temperatura media, mensual de 23,9°C en los últimos 10 años. Los datos climáticos del período experimental se ofrecen en la tabla 1.
Tratamientos y diseño. Se usó un diseño de bloques al azar con 4 réplicas y 4 tratamientos constituidos por los meses de siembra (mayo, septiembre, noviembre y marzo).
Procedimiento y medidas. La siembra se realizó a voleo con pase de grada y rodillo posteriormente, en parcelas de 10 x 10 m (81 m2 de área cosechable). La densidad de siembra fue de 1,08 kg de SPG/ha; no se realizaron labores de limpieza; se regó en el período seco cada 15 a 20 días con una norma aproximada de 250 m3/ha. Se fertilizó con 60, 30 y 60 kg de NPK 55 días después de la siembra, y con 60 kg de N/ha después de cada corte.
El primer corte se realizó cuando el pasto cultivado cubrió el 75% o más del área experimental en alguno de los tratamientos y se tomó esta como la fecha para efectuar el corte de establecimiento; los siguientes cortes se efectuaron cada 60 días. Cada tratamiento se evaluó durante 1 año a partir de la siembra.
Se midió área cubierta por el pasto cultivado (ACPC), por la vegetación espontánea
(ACVE) y no cubierta (ANC). Para las dos primeras se utilizó un marco de 1 m de lado dividido en
dm2 donde cada decímetro representó el 1% del área bajo el marco; el área no cubierta se
estimó por diferencia entre el área total bajo el marco y la ocupada por el buffel más la
vegetación espontánea. Se midió además la altura del pastizal; todas las mediciones se realizaron
con una periodicidad de 30 días desde la fecha de siembra hasta el corte de establecimiento. En
el corte de establecimiento y en cada corte posterior se midió también el número de hijos
por
plantón y el rendimiento de materia verde y seca. Excepto estas dos últimas donde se
pesó toda el área cosechable de la parcela, el resto de las mediciones se realizaron en cinco
puntos al azar por las diagonales de las parcelas.
Se aplicó análisis de varianza a resultados y se compararon mediante método de comparaciones múltiples Duncan (1955).
RESULTADOS
La siembra de septiembre, con un área cubierta por la especie cultivada superior al 83% a los 90 días, fue significativamente superior (P<0,01) que el resto de los meses de siembra en estudio. En igual período la invasión por la vegetación espontánea fue superior (P<0,05) para la siembra de marzo, pero sin diferir significativamente de noviembre. No se encontró efecto de los tratamientos en el área no cubierta (tabla 2).
La altura del pastizal a los 90 días registró diferencias significativas (P<0,001) a favor de la siembra realizada en septiembre (fig. 1), mientras que el número de hijos por plantón al producirse el corte de establecimiento no mostró diferencias entre los tratamientos estudiados (fig. 2). El rendimiento en el corte de establecimiento fue superior en los meses que demoraron más para establecerse. Sin embargo, el rendimiento acumulado durante el año de evaluación fue significativamente superior (P<0,001) en el tratamiento de septiembre, que produjo 15,54 t/ha en los cinco cortes efectuados (tabla 3) con el bajo contenido de MS.
Al finalizar el período de evaluación (un año), el área cubierta por el buffel, la altura del pastizal y los hijos por plantón no presentaban diferencias significativas entre los meses, de siembra (tabla 4).
DISCUSIÓN
La mayor rapidez para cubrir el área experimental en la siembra realizada en septiembre (más de 83% a los 90 días), es un índice de las buenas condiciones que se presentaron en este mes para
que se produjera una mejor germinación y un desarrollo más rápido del buffel. La ocurrencia de lluvias moderadas y frecuentes posteriores a la siembra en este mes y las lluvias caídas en los dos meses posteriores incluidos en el período de establecimiento, unidas a temperaturas máximas con promedios superiores a los 29°C y aceptables períodos luminosos (tabla 1), crearon las condiciones planteadas por Cooper (1970) como necesarias para lograr un desarrollo satisfactorio de las gramíneas tropicales. La respuesta inferior lograda en el mes de mayo, que también tuvo condiciones similares a las descritas para septiembre, pudiera estar asociado a una menor germinación de la semilla provocada por el efecto de las abundantes precipitaciones caídas en este mes y los dos siguientes, que pudieran producir pudrición en algunas semillas y disminuir su viabilidad.
Otro aspecto que pudo limitar la emergencia de un mayor número de plantas es la costra dura que se forma en este suelo cuando se producen abundantes lluvias en períodos cortos, que no puedan ser absorbidas rápidamente y el agua se deposita en la superficie. La menor área cubierta por la especie cultivada en las siembras de noviembre y marzo parece estar asociada a las condiciones ambientales menos favorables al desarrollo de las gramíneas que se produjeran en estos meses, particular-mente la cantidad y distribución de las lluvias; ya que las temperaturas y la luminosidad medias ocurridas en ambos meses, si bien no se pueden calificar de óptimas de acuerdo con lo planteado por varios autores (Ivory y Whiteman, 1978; Ferraris, 1978; Fleisher, Masuda y Goto, 1984; Whiteman, Naing y Barnes, 1984), no fueran tan bajas como para afectar considerablemente su desarrollo según Ludlow (1980). La invasión por otras especies fue considerablemente alta a los 90 días para las siembras de mayo, noviembre y marzo, lo que está asociado a la posibilidad de desarrollo de las malezas cuando el área no es ocupada por la especie cultivada y no encuentran resistencia competitiva que se lo impida, sobre todo si se tiene en cuenta que en este trabajo no se realizaron labores de limpieza y la única posibilidad de control de la vegetación espontánea fue la competencia impuesta por la especie cultivada; esta situación se torna más aguda en suelos muy laborados (maestros) donde la infestación por semillas de malas hierbas puede ser del orden de las 18 900/m2 (Yepes, 1975)
El área no cubierta, aunque puede considerarse alta en las siembras efectuadas en noviembre y mayo, no presentó diferencias significativas entre los tratamientos, lo que está dado por la compensación que se produce entre la especie cultivada y la vegetación espontánea para ocupar el área disponible.
Las condiciones ambientales favorables presentadas en los primeros 90 días para la siembra de septiembre, proporcionaron un mayor desarrollo del pasto cultivado al compararlo con el de los otros tratamientos en igual período. Una de las manifestaciones de este mayor desarrollo fue la altura alcanzada por el pastizal que sobrepasó como promedio los 68 cm, superior (P<0,001) al resto de los tratamientos y mayor que la informada para esta misma especie por Hernández, Hernández y Gómez (1981). La menor altura registrada en la siembra de mayo, que contó con condiciones ambientales similares a las de septiembre, pudiera atribuirse al stress de humedad provocado por las abundantes precipitaciones ocurridas en los 90 días posteriores a la siembra (756,4 mm), con la posible afectación del ritmo fisiológico normal de la especie provocado por un desequilibrio aire agua en la zona radical de la planta.
El tiempo transcurrido entre la siembra y el momento de producirse el corte de establecimiento parece que fue suficiente para que el buffel manifestara todo su potencial de ahijamiento; de esta forma se igualaron los resultados obtenidos para este indicador al producirse el corte.
Aunque el rendimiento de MS en el corte de establecimiento fue superior en los tratamientos de noviembre y marzo, esto se debió al mayor tiempo que demoraron para establecerse (360 días), donde el pasto mostró un contenido de MS muy superior al que normalmente corresponde a este cultivar (tabla 3). En cambio, en el acumulado del año de evaluación la siembra de septiembre superó ampliamente al resto de los meses de siembra, lo que indica un mejor comportamiento de este tratamiento con relación al resto, a lo que pudiéramos agregar que este rendimiento se produjo con el más bajo contenido de MS.
Uno de los problemas fundamentales que se plantean para las siembras que se realizan en los últimos meses del periodo lluvioso es el riesgo de que el pasto no cuente con la humedad necesaria para completar su ciclo biológico; en este trabajo el hecho de que el área cubierta por el pasto, la altura del pastizal y el número de hijos por plantón no hubieran disminuido al concluir el año de evaluación, son un índice de que la especie cultivada en la siembra de septiembre contó con las condiciones requeridas para acumular las reservas necesarias y mantener estabilidad en estos componentes del rendimiento. Ello permite plantear que la especie se hallaba totalmente establecida. No obstante, el rendimiento total alcanzado durante el año de evaluación fue inferior al señalado para este cultivar por Hernández y Simón (1980), lo cual hace pensar en la posibilidad de que existan meses más propicios para su siembra que no fueran incluidos en el estudio. Varios investigadores (Hernán-dez y Rodríguez, 1975; Remy y Martínez, 1978; Corbea y Fernández, 1987) han determinado los meses de junio y julio como los más apropiados para la siembra de otras especies de gramíneas tropicales como Cynodon y Digitaria.
Los resultados de este trabajo muestran el mes de septiembre como el de mejores características para la siembra y establecimiento de este cultivar. Sin embargo, la no inclusión en este estudio de los meses intermedios del período lluvioso (junio, julio, agosto) pueden ser la causa de que no se haya obtenido el mayor potencial de rendimiento señalado para este cultivar, y sugiere la necesidad de realizar otros estudios donde se incluyan esos meses, antes de arribar a conclusiones definitivas.
REFERENCIAS
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