ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

RESULTADOS PRELIMINARES EN Avena sativa SEMBRADA CON TRES DENSIDADES Y DOS NIVELES DE N

 

 

 

R. Machado y C.A. Nuñez

Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey" Perico, Matanzas, Cuba

 

 

 


RESUMEN

Mediante un diseño de bloques al azar con arreglo factorial (3 x 2), se estudió el efecto de tres densidades de siembra (40, 60 y 80 kg de semilla por hectárea) y dos niveles de N (0 y 50 kg/ha) sobre la producción y algunos indicadores de la calidad del forraje de la avena. La siembra se efectuó a fines de diciembre con semilla botánica del cv. Bentland, 75% de las cuales estaban llenas y poseían un 52% de germinación. La densidad incrementó significativamente el número de plantas germinadas por unidad de área (P<0,05), mientras que este tratamiento y el nivel de fertilización, así como su interacción, no produjeron efectos significativos sobre el rendimiento de MS, la altura y el contenido de hojas del pasto. La aplicación de N incrementó significativamente (P<0,05) el contenido de PB con relación al nivel 0 (18,52a vs 16,14b%), sólo en el primer corte. Se recomienda sembrar la avena con densidades de 60 kg de semilla por hectárea y se sugiere profundizar en los estudios de fertilización nitrogenada, así como estudiar el comportamiento de otras variedades de esta gramínea.

Palabras clave: Forraje, densidad de siembra, niveles de N, avena.


ABSTRACT

A study was carried out to evaluated the effect of three sowing densities (40, 60 and 80 kg of seed/ha) and two N levels (0 and 50 kg/ha) on production and some quality indicators of oat forage. A randomized block design with factorial arrangement (3 x 2) was used. Botanical seeds from Bentland cv. were sown on late December, 75% of them were full with 52% germination. The number of germinated plants per unit area was significatively increased by sowing density but this treatment and fertilization level as well as its interaction produced no significatively effects upon DM yield, height and leaf content. N application increased significatively (P<0,05) PB content in relation with the control (18,52a vs 16,14b%) in the first cut only. It is recommended to sow oat with densities of 60 kg of seeds/ha and it is suggested to continue the study of the N fertilization as well as the behaviour of other varieties of this grass.

Additional index words: Forage, sowing density, N levels, oat.


 

 

INTRODUCCIÓN

La avena se ha convertido en una de las gramíneas productoras de grano y de forraje más importantes que crecen en la estación de invierno en muchos países templados, subtropicales y tropicales. Esta especie se caracteriza por presentar un crecimiento rápido, rendimientos aceptables, altos contenidos de PB, así como un elevado valor nutritivo.

La introducción de variedades adaptadas a climas tropicales, provenientes de Yemen, motivó la consecución de algunos trabajos con el fin de cuantificar su producción de forraje y su calidad, así como establecer los principios fitotécnicos para su manejo. En este se ofrecen algunos resultados preliminares sobre la producción de forraje y algunos componentes de la calidad del cv. Bentland, cuando fue sembrado con tres densidades de siembra y se aplicaron dos niveles de N.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Suelo y clima. El experimento se llevó a cabo en un suelo Ferralítico Rojo (Academia de Ciencias de Cuba, 1979), Durante el período experimental la precipitación alcanzó 223,4 mm, mientras que la temperatura y humedad relativa media fluctuaron entre 18 y 24°C y entre 75 y 82% respectivamente.

Tratamientos y diseño. Los tratamientos consistieron en tres densidades de siembra (40, 60 y 80 kg de semilla por hectárea) y dos niveles de fertilización (0 y 50 kg de N/ha). Se utilizó un diseño de bloques al azar con arreglo factorial y 5 réplicas. Las parcelas (6 x 4 m) y las réplicas se distanciaron mediante calles de 3 m.

Procedimiento. La siembra se efectuó a fines de diciembre con semilla del cv. Bentland, 75% de las cuales estaban llenas y poseían un 52% de germinación. Se irrigó en cuatro ocasiones con 50 m de agua por aplicación. A los 15, 25 y 35 días posteriores a la siembra se determinó el número de plantas germinadas por unidad de área. El N se aplicó cuando las plantas tenían 50 días de edad y alcanzaban una altura de 32 a 38 cm. El primer corte se realizó a los 85 días (hoja bandera) y el segundo 50 días después. En ambos se determinó la altura del pasto y el rendimiento de materia verde. Además, se tomaron muestras en 6 puntos de la parcela para determinar el contenido de MS, PB y porcentaje de hojas. Todos los resultados, excepto este último, fueron objeto de análisis de varianza, comparándose las medias mediante la prueba de rango múltiple de Duncan (1955). Los resultados del número de plantas germinadas se analizaron mediante un diseño de bloques al azar, debido a que el N fue aplicado con posterioridad a los muestreos efectuados.

 

RESULTADOS

Como se aprecia en la figura 1, al incrementar la densidad de siembra de 40 a 60 kg de semilla por hectárea, se produjo un efecto significativo (P<0,05) en el número de plantas germinadas, no difiriendo esta última de 80 kg de semilla por hectárea.

La mayor altura se alcanzó con la densidad de 60 kg de semilla por hectárea y el mayor nivel de N, aunque no se encontró diferencia significativa entre los tratamientos aplicados ni en su interacción (fig. 2).

En la tabla 1 se aprecia que no existió significación en los rendimientos alcanzados por efecto de las densidades de siembra, el nivel de N, así como tampoco en su interacción.

Tampoco se hallaron marcados contrastes en el contenido medio de hojas de ambos cortes (tabla 2).

Sólo en el primer corte se hallaron diferencias en el contenido de PB, favorables significativamente (P<0,05) a la aplicación de N. Sin embargo en el segundo corte no se encontró significación entre 0 y 50 kg de N/ha (tabla 3). En ambos cortes no se hallo interacción entre los niveles de N y las densidades de siembra, así como tampoco para las densidades.

 

DISCUSIÓN

Aunque el incremento de las densidades de siembra determinaron un efecto positivo en el número de plantas germinadas, favorable a las mayores densidades (fig. 1), el mismo no afectó los rendimientos alcanzados (tabla 1), así como tampoco la altura del pasto (fig. 2) y el contenido de hojas (tabla 2), es decir, ninguno de los componentes del rendimiento aquí medidos. Resultados similares fueron observados por Sing, Rai, Joshi, Verma y Malek (1979) al sembrar esta especie con 50, 75, 100 y 125 kg de semilla por hectárea y por Rai, Arora y Verma (1976) al utilizar un rango entre 75 y 150 kg de semilla por hectárea. Una posible explicación, pudiera ser la relacionada con la competencia interespecífica que se estableció entre las plantas por nutrimentos, luz y agua, cuando las mismas se encontraron más agrupadas, lo que pudo incidir en el debilitamiento de los hijos con la consiguiente declinación de los componentes del rendimiento, igualándose, de esta forma, las producciones alcanzadas con las menores densidades. Además, según lo señalado por Walton (1975) los posibles incrementos que pudieran suscitarse en la producción de MS al utilizar mayores densidades en determinadas condiciones, no son económicamente justificables.

En diversos trabajos realizados con la avena se ha comprobado su respuesta lineal a la fertilización nitrogenada (Tiwari, Chandrawanshi y Shrivastava, 1971; Gilí, Kanwar y Tripathi, 1976), lo que contrasta con los resultados aquí obtenidos. En esta respuesta pudo haber influido, decisivamente, el momento de la aplicación del N, los contenidos de este elemento en este suelo y el fisiologismo de esta gramínea. Así, la aplicación del N en fases avanzadas del desarrollo, motivó que las plantas no fueran capaces de metabolizar todo el fertilizante absorbido y convertirlo, posteriormente, en promotor del crecimiento, lo que fue comprobado por Paretas (1976), al aplicar este elemento en estadios avanzados de los pastos pangola y rhodes. En segundo lugar, existe la posibilidad de que este suelo sea capaz de proporcionar el N y demás elementos necesarios para alcanzar estas producciones, aspecto que se infiere de los resultados informados por Paretas (1976) y por Remy y Martínez (1982), quienes lograron rendimientos cercanos a las 2,0 t de MS por corte con la ausencia de aplicaciones de N durante la época de seca, y en tercer lugar, esta gramínea posee un sistema radical no muy profundo, pero sí profuso, que le permite utilizar eficientemente las reservas del suelo, en lo que también colabora su rápido ciclo de desarrollo.

Por otra parte, en el primer corte se observó un incremento significativo en los niveles de PB al aplicar N, aspecto qué corrobora los resultados informados por Kumar y Rai (1976). Ello puede ser atribuido, precisamente, a una aplicación tardía de la fertilización nitrogenada (Look y Mckenzie, 1970). Sin embargo no ocurrió así en el segundo corte, lo que pudo estar relacionado con el proceso de deterioro que se manifestó en los tallos y hojas a partir del primero, lo cual es normal en plantas de ciclo corto. Ello pudo ocasionar un descenso en el proceso metabólico de la planta con una consecuente disminución de la tasa de absorción, equiparándose, de esta forma, los niveles de PB. A pesar de ello es notoria la alta calidad que mantiene esta especie en lo que pudiera llamarse su residuo final.

Es importante destacar que aun cuando las temperaturas medias y el volumen de agua recibido fueron favorables para el desarrollo de este cultivar, los rendimientos resultaron bajos. Ello se atribuye, fundamentalmente, a la fecha de siembra, ya que Machado, R. (inédito) al sembrar el mismo cultivar en octubre, obtuvo plantas de mayor tamaño y con un mayor contenido de hojas, y alcanzó rendimientos superiores en un 66% a los aquí encontrados.

No obstante, consideramos que la avena puede resultar un cultivo eficaz durante la época de seca, período en el que puede suministrar un forraje de alta calidad y con rendimientos aceptables de MS, sobre todo si se toma en consideración que estos pueden mejorarse sensiblemente al emplear momentos óptimos de siembra y cosecha y quizás al utilizar otras variedades más productivas.

Valorando los resultados de este trabajo, es factible recomendar la siembra de esta especie con densidades de 60 kg de semilla por hectárea, con el fin de garantizar una adecuada población, a la vez que se alcanza un marcado ahorro de semilla en comparación con la mayor densidad. Además, se sugiere profundizar en el uso de la fertilización nitrogenado de la avena, así como estudiar el comportamiento de otras variedades.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. ACADEMIA DE CIENCIAS DE CUBA. Clasificación genética de los suelos de Cuba. Instituto de Suelos. La Habana, Cuba 1979.

2. DUNCAN, D.B. Biometrics. 11:1 1955.

3. GILL, P.S.; KANWAR, S. & TRIPATHI, H.P. Forage Research. 1:159 1976.

4. KUMAR, H. & RAI, S.D. Forage Research. 2:131 1976.

5. LOOK, W.K. & McKENZIE, H.F. Agron. J. 62:4 1970.

6. PARETAS, J.J. Uso del N en pastos tropicales. Tesis presentada en opción al grado de C.Dr. en Ciencias. ICA. ISCAH. La Habana, Cuba 1976.

7. RAI, S.D.; ARORA, K.N. & VERMA, M.L. Indian J. of Agronomy. 21:7 1976.

8. REMY, V.A. & MARTINEZ, J. Pastos y Forrajes. Revista de la EEPF Indio Hatuey. Matanzas, Cuba. 5:59 1982.

9. SINGH, V.; RAI, S.D.; JOSHI, Y.P.; VERMA, S.S. & MALEK, H.S. Forage Research. 5:159 1979.

10. TIWARI, K.P.; CHANDRAWANSHI, J.L. & SHRIVASTAVA, J.P. Indian J. of Agronomy. 16:522 1971.

11. WALTON, P.D. Can. J. of Plant Sci. 55:987 1975.