ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Algunos factores que afectan la calidad y el valor nutritivo del heno

 

 

 

M. Esperance y O. Cáceres

Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, Perico, Matanzas, Cuba

 

 

 


 

 

INTRODUCCIÓN

Aproximadamente el 20% de los alimentos que se conservan en el país se fabrican en forma de heno. Es conocido que este producto juega un importante papel en la cría de terneros jóvenes, pues la incorporación del mismo en la dieta, según Simón (1978), facilita desarrollar muy pronto una estructura digestiva que les permite sacar el máximo provecho de los alimentos; además, si es un producto de calidad, aporta nutrimentos que contribuyen a incrementar el crecimiento. A pesar de esto, el heno que se fabrica actualmente en el país, por lo general, es un producto de escasa calidad, ya que en la mayoría de los casos se destinan para su elaboración forrajes de baja calidad; en otras ocasiones cuando el forraje se conserva a un estado óptimo de maderez, los malos métodos de fabricación hacen que las pérdidas de nutrimentos, principalmente de proteína y caroteno, alcancen valores de hasta un 80 y 46% respectivamente.

En los últimos años en los países templados se ha desarrollado un buen número de técnicas que han logrado incrementar sustancialmente la calidad del heno y reducir las pérdidas del material y de nutrimentos; en nuestro país los resultados experimentales obtenidos por Gutierrez, Hernández y Esperance (1979) y Cáceres y Esperance (1981) han permitido determinar las características henificativas de algunos de los pastos más destacados.

Este trabajo tiene como objetivo analizar la influencia de algunos factores sobre la calidad y las pérdidas cuando se practica la henificación como método de conservación de los pastos.

 

Principios básicos y características principales de la henificación

Este proceso consiste en la desecación del pasto o forraje por medio de la energía solar o artificialmente hasta alcanzar un nivel de 80-85% de materia seca.

Como el cambio principal que experimenta el forraje en la henificación es el incremento en el contenido de MS, esto motiva una elevada dependencia de ese método de conservación a las condiciones climáticas que por su variabilidad pueden originar fluctuaciones en la calidad del alimento, así como incrementos en las pérdidas de material y de nutrimentos, lo que motiva que la henificación deba efectuarse en el menor tiempo posible.

La desecación al aire libre es el método de henificación que se emplea en nuestro país; de ahí que la elección de períodos secos para practicar dicho método sea uno de los principales requisitos para lograr los objetivos deseados, ya que la humedad relativa, la temperatura, la duración del día, la intensidad de la luz, las precipitaciones y la velocidad del viento han sido señalados como factores que condicionan la tasa de desecación (Thaine, 1972)

En nuestro país las mejores condiciones para fabricar heno se presentan en el período comprendido de noviembre a abril, cuando se registran los menores valores de humedad relativa y precipitaciones.

 

Cambios que ocurren durante la henificación

Una vez cortada la hierba continúan ocurriendo los procesos fisiológicos normales de la planta, de los que depende que la deshidratación sea rápida o lenta. En los primeros momentos la desecación es constante y el agua es eliminada fácilmente de las células exteriores.

La fotosíntesis en la planta disminuye rápidamente al desecarse la hierba, descenso que se atribuye al cierre de los estomas por los cuales entra el CO2 que sirve para la síntesis de carbohidratos solubles y almidón; las radiaciones, otro de los factores importantes en la fotosíntesis, son sólo parcialmente absorbidas por la hierba cortada.

Después de las primeras horas de secado, la intensidad de evaporación disminuye al aumentar la resistencia a la pérdida de agua por difusión de las células internas o externas.

Otro proceso que ocurre inmediatamente después del corte es la rápida hidrólisis de la proteína, lo que conlleva a un incremento de los péptidos, los aminoácidos libres y las amidas (Ruxton, Clark y Mc Donald, 1975).

Las vitaminas, otro componente muy importante en los pastos (sobre todo el caroteno, la xantofila y el tocoferol), se afectan como consecuencia de una exposición al sol muy prolongada y por una desecación lenta.

 

Factores que determinan la velocidad de desecación de los forrajes

Condiciones climáticas. Se conoce que de los métodos de conservación de forrajes la henificación es el de mayor dependencia de las condiciones climáticas, por la influencia del medio ambiente sobre la obtención de sustancia seca.

Aunque las condiciones climáticas resultan por lo general adversas para la henificación durante los meses de lluvia, en ocasiones se presentan en esa época períodos secos de 3 o más días en los cuales se pueden lograr incrementos considerables de MS del material de hasta un 75%, aunque la tasa de desecación resulta menor que la obtenida en los meses de seca. Ello fue comprobado por Esperance y Cáceres (1979), quienes compararon la curva de desecación de la hierba pangola conservada a una edad de 40 días en el período lluvioso (junio) y en el seco (diciembre), y encontraron una mayor tasa de desecación cuando el corte fue realizado en este último mes (fig. 1).

Cuando se ha efectuado el corte para henificar y las precipitaciones son continuas durante 2 ó 3 días, independientemente de la época, se dificulta considerablemente la obtención del por ciento de MS necesario para empacar el material, debido a que la desecación es escasa o nula; en estas condiciones las pérdidas de proteína son cuantiosas (tabla 1). Por otra parte, con el material de estas características la reducción de la calidad continúa durante el período de almacenamiento.

La velocidad de desecación no sólo se ve reducida por las precipitaciones, sino que además, como se muestra en la figura 2, en días nublados aparte de obtenerse un menor contenido final de MS, es necesario un mayor tiempo de exposición en el campo.

Características del material a henificar. Se ha establecido que los pastos para henificar deben presentar como características fundamentales un bajo contenido de agua, un alto porcentaje de hojas, un buen contenido de proteína y otros elementos nutritivos, así como poseer tallos gruesos. En un trabajo realizado para conocer las posibilidades de henificación y el contenido de los elementos nutritivos de los pastos que se han destacado en las diferentes fases de su evaluación, Gutierrez et al. (1979) encontraron que en la pangola común y la pangola PA-32, aun cuando mantuvieron la misma tendencia en la curva de desecación, la primera alcanzó un mayor contenido de MS en los diferentes tiempos de exposición (fig. 3).

Por otra parte, cuando compararon bermuda 68, rhodes, buffel formidable y guinea SIH-127 (fig. 4), se apreciaron diferencias entre estas y resaltó la guinea que presentó mayor dificultad al inicio de la desecación, por una mayor resistencia al secado, debido a que la misma posee tallos y raquis más gruesos y difíciles de secar.

Se ha planteado (Thaine, 1972; Sullivan, 1973) que la resistencia a la desecación tiene su origen en el interior de los tejidos vegetales y es consecuencia de la cera superficial, la apertura de los estomas y la plasmólisis (separación del contenido celular de las membranas de las células).

Aunque en nuestro país y otras áreas tropicales no se han realizado investigaciones tendientes a determinar la influencia de la estructura de las plantas sobre la velocidad de desecación, deben tomarse en consideración los efectos de este factor sobre las características henificativas de los pastos tropicales.

En un estudio realizado por Machado (1985) sobre el comportamiento de pastos tropicales (tabla 2) la guinea común presentó el mayor contenido de hojas en primavera y seca, mientras que C. dactylon y la pangola presentaron porcentajes menores de hojas.

Roselló, Hidalgo y Belmonte (1985) han encontrado diferencias en la composición morfológica (proporción hoja/tallo) de la bermuda cruzada a diferentes estados fenológicos, y sugirieron además que las diferencias en las curvas de desecación están relacionadas con las variaciones en la proporción de hoja de una gramínea en relación con otra.

Estos hallazgos explican en parte el comportamiento en las curvas de desecación de los diferentes pastos conservados como heno, así como el mayor contenido de MS en el pasto pangola cuando se henificó a una edad de 90 días en comparación con el pasto henificado a 60 días de edad, aunque se apreció que la tendencia de deshidratación fue similar en ambas edades.

 

Estudio de algunos factores que permiten acelerar la velocidad de desecación

Hay diferentes maneras de acelerar el secado del material y de esta forma reducir las pérdidas principalmente cuando la desecación es escasa o nula con lluvia continua, llovizna o niebla.

Factores tales como el tipo de máquina de corte, la hora de corte así como el volteo del forraje contribuyen a que se efectúe la henificación en el menor tiempo posible.

En estudios realizados por Gutierrez et al. (1979) sobre el efecto del tipo de máquina de corte en la velocidad de desecación y las pérdidas de nutrimentos en el proceso de henificación (fig. 5), se observó que la mayor velocidad de desecación cuando el corte se efectuó con silocosechadora está de acuerdo con los datos informados por Boado (1975). Estas diferencias en los grados de sequedad al comparar tipos de máquinas se deben, según Carter (1960), a que al cortar con silocosechadoras la menor longitud del material permite una mayor aireación y por ende un secado más rápido y uniforme.

A pesar de esto, Esperance y Cáceres (1979), al trabajar con bermuda cruzada-1 y comparar estas máquinas, henificando en agosto en períodos de buen tiempo (sin lluvia), al cabo de 18 y 24 horas sol obtuvieron contenidos de MS de 70,0 y 84,2% con silocosechadora y de 70,6 y 83,1% con segadora respectivamente; en este caso la ausencia de diferencia entre máquinas, por tratarse de la misma especie y contenidos iniciales de MS similares, pudiera estar relacionada con la época de fabricación.

En un estudio realizado por Cáceres y Esperance (1981) al comparar el efecto de la hora de corte sobre la velocidad de desecación, se pudo apreciar que el contenido inicial de MS del forraje fue superior cuando se efectuó en horas de la tarde; sin embargo, la velocidad de desecación en los 2 primeros días de exposición al sol fue mayor cuando el corte se efectuó en horas de la mañana (tabla 3).

Existen contradicciones acerca de la hora del día más apropiada para realizar el corte; Brockmam y Swift (citados por Wilkins, 1972) sugieren realizarlo por la mañana, mientras que Wilkins (1972) lo recomienda por la tarde.

Se ha señalado que el forraje cortado por la mañana tiene al día siguiente el mismo contenido de humedad al amanecer que el cortado en ese momento, como consecuencia del rocío nocturno, el cual es más difícil que desaparezca en el forraje cortado la tarde del día anterior (Swift, citado por Wilkins, 1972). Por el contrario, Wilkins (1972), al comparar la velocidad de desecación de la alfalfa, alcanzó los mayores incrementos de MS en el corte de la tarde y señala que esto puede deberse a una pérdida de resistencia de la planta durante la noche, lo que permite una mayor desecación al día siguiente. En nuestro caso la planta cortada por la mañana recibió una mayor insolación, lo cual hizo que disminuyera el tiempo de exposición en el campo y los riesgos de recibir precipitaciones; además, el rocío nocturno es más fácil de evaporar en la planta recién cortada y, por consiguiente, en el corte por la mañana se verifica una mayor velocidad de desecación, más aún si esperamos a que la mayor parte del rocío se evapore y posteriormente realizamos el corte, pues este se pierde más fácilmente en la planta sin cortar.

Se conocen por los tratamientos mecánicos contribuyen a una mayor tasa de desecación, pero tiene el inconveniente de que la mayor frecuencia e intensidad de su aplicación provoca elevadas perdídas de las hojas, que constituyen la parte de mayor contenido de nutrimentos del heno.

En Cuba se utiliza el volteo de las hileras del material para propiciar una buena henificación.

El tiempo a que se efectúa el volteo después de cortado el material influye en el grado de desecación; de ahí que Cáceres y Esperance (1981), en una prueba con bermuda cruzada henificada en diciembre, estudiaron el efecto del volteo a las 6,29 y 52 horas de cortado el forraje y muestrearon en todos los casos a las 23 horas de haberse efectuado el volteo.

Como se puede apreciar en la tabla 4, el mayor efecto del volteo en el por ciento de MS se observó cuando este se realizó a las 6 horas de haberse cortado el forraje, mientras que al efectuarlo a las 29 horas el incremento fue de 4,3 unidades y no se observó efecto al realizarlo a las 52 horas.

Estos resultados indican que lo más apropiado es efectuar el volteo aproximadamente a las 6 horas después de cortar el material.

 

Calidad y valor nutritivo del heno. Efecto del estado de madurez

Uno de los problemas de la conservación es la selección de la edad del material, pues si el forraje es cortado joven se obtienen bajos rendimientos mientras que con edades muy avanzadas se produce abundante material pero a expensas de un marcado detrimento de la calidad.

El primer requisito que se debe cumplir para obtener heno de excelente calidad es conservar el forraje a un estado adecuado de madurez.

En un estudio realizado por Esperance y Perdomo (1977) con hierba pangola para comparar tres edades de corte (45, 60 y 90 días) y con fertilización de 40 kg de N/ha/corte, el forraje de 60 y 90 días superó en rendimiento de MS al de 45 días en 32 y 48% respectivamente, pero el contenido de proteína del heno sufrió reducción llegando a 4,5% con el forraje de mayor edad (fig. 6).

Por otra parte, Veitía y Márquez (1973), al estudiar la composición y digestibilidad del heno de rhodes para lo cual cortaron la hierba a los 42, 63 y 84 días de rebrote con aplicaciones de 50 kg de N/ha, observaron que la composición bromatológica se vio afectada por el estado de madurez del forraje (tabla 5).

Resultados similares fueron obtenidos por Cáceres, Esperance y Echeverría (1983) cuando determinaron la composición y valor nutritivo del heno de pasto estrella jamaicano (Cynodon nlemfuensis) cortado a diferentes estados vegetativos (tabla 6). Los trabajos realizados han demostrado que para obtener heno de calidad y elevado valor nutritivo es necesario que la edad del material sea de 6 a 9 semanas.

 

Pérdidas que se producen durante la henificación

Además de la selección de un material de excelente calidad y de métodos adecuados para henificar, las pérdidas de nutrimentos que ocurren durante el proceso de conservación influyen en la calidad y valor nutritivo del heno.

Se ha señalado que en la henificación las pérdidas más importantes ocurren debido a la oxidación, a la fermentación, a factores atmosféricos y a los tratamientos mecánicos, los cuales pueden reducirse cuando se logra una desecación rápida y se almacena el producto final con un contenido de MS apropiado (Hardy, Domínguez y Gutierrez, 1979).

La figura 7 muestra el efecto del tiempo de exposición al sol del forraje cortado para henificar sobre la magnitud de las pérdidas de proteína, las cuales se incrementaron considerablemente durante el cuarto y quinto día de exposición al sol (Esperance, 1978).

Es destacable que los tratamientos intensivos que se aplican al forraje durante la henificación (volteo, hilado), una vez que el material se ha vuelto quebradizo, producen el desprendimiento elevado de hojas y con ello una reducción de la calidad y valor nutritivo del heno.

Otras pérdidas de la calidad del heno ocurren cuando después del proceso de desecación el material es almacenado. Algunos autores han señalado que las pérdidas de MS se incrementan con el aumento de la temperatura y de la humedad en el momento del almacenaje; estas pérdidas, principalmente en azúcares y otros carbohidratos solubles, se deben a la oxidación en presencia de aire, a la actividad de las enzimas o de los microorganismos. En aquellos casos en que el contenido de humedad es muy elevado la digestibilidad se reduce y se nota la presencia de mohos; en esta condición los mayores por cientos de pérdidas ocurren en el caroteno, ya que aproximadamente el 81% del caroteno presente en el heno, terminada su fabricación, se pierde en un periodo de 6 meses de almacenamiento.

Los cambios que experimenta el contenido de fibras durante el almacenamiento son reducidos. El forraje henificado nunca debe conservarse de un año para otro, sino consumirse dentro del mismo período, debido a que por efecto de la oxidación y desintegración provocada durante el almacenamiento se van perdiendo principios nutritivos y digestibilidad.

 

CONCLUSIONES

Los resultados experimentales descri-tos en esta reseña confirman que la calidad del heno y las pérdidas que se producen durante su fabricación están relacionadas, entre otros factores, con: el método de fabricación (tipo de máquina de corte, frecuencia y número de volteos), la época, la hora en que se efectúe el corte, el tiempo de exposición en el campo, así como con el estado de madurez a que se coseche el forraje.

Por otra parte, quedó demostrado que para lograr henos de alta calidad es necesario cumplir, entre otros, los siguientes requisitos: que la edad del pasto oscile entre 6 y 9 semanas y que haya sido fertilizado con nitrógeno con dosis aproximadas de 50 a 60 kg/ha; practicar este método de conservación preferiblemente al final del período lluvioso (octubre-noviembre); efectuar el corte para henificar en horas de la mañana dejando la tarde para el resto de las operaciones; en relación con los tratamientos mecánicos que se aplican al forraje, se concluye que si los rendimientos del mismo no son elevados (inferiores a 11,2-13,4 t MV/ha) no es necesario efectuar volteos cuando las condiciones climáticas son adecuadas; se sugiere, de ser necesario por motivos de lluvia, que el volteo se efectúe el día del corte o al siguiente.

Además de estos requisitos, se debe tener en cuenta que las pérdidas de nutrimentos que ocurren durante el proceso de henificación influyen en la calidad y valor nutritivo de este alimento y pueden reducirse cuando se logra una rápida desecación y se almacena el producto final con un contenido de MS apropiado (aproximadamente de un 80%).

 

CONCLUSIONS

The described experimental results on this review confirm that hay quality and the losses produced during its fabrication, are related apart from other factors, with: method of fabrication (type of cutting machine, frequency and number of over-turning), the season, hour during which the cut is made, period of exposition under the sun light as well as the stage of maturity in which the forage is harvested. In the other hand, it was demonstrated that to obtain high quality hay, it is necessary the fulfilment of the following requirements: herbage age between six and nine weeks fertilized with N rate about 50 to 60 kg/ha, this method of conservation should be practiced preferably at the end of the wet sea (October-November), during the morning hours the cut for hay making must be done therefore, the rest of the operation are carried cut in the afternoon. According to the obtained results in relations with the mechanical treatment applied to fodder, it is concluded that it is not necessary to make over turning when the climatic conditions are adequate, if fodder yields are not high (less than 11,2-13,4 of GM/ha); it is suggested, if necessary due to the rain, to make the overturning the exact cutting day or the next day.

Beside requirements, it must be taken into account that nutrient losses during hay making process influence on quality nutritive value of this type of feed. These losses can be reduced if a rapid drying is made and the final products stored with the appropriable DM content (approximately 80%).

 

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