ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Ceba de toros con dietas basadas en hollejos de cítrico frescos o conservados

 

Bull fattening with diets based on fresh or preserved citrus pulp

 

 

 

F. Ojeda¹, Bárbara N. Pino², L. Lamela¹, H. Santana¹ e I. Montejo¹

¹Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey". Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba
E-mail: f.ojeda@indio.atenas.inf.cu
²Empresa Citrícola "Victoria de Girón", Matanzas, Cuba

 

 

 


RESUMEN

En la Empresa Citrícola "Victoria de Girón", provincia de Matanzas, Cuba, se realizó durante 138 días una investigación con 433 toros de genotipos mestizos de razas lecheras (Holstein x Cebú), en la que se evaluó una dieta basada en pastoreo restringido (cuatro horas en la mañana), forraje verde y hollejo de cítrico a voluntad, suplementados con heno de gramíneas, sal mineral y North gold. El hollejo de cítricos se ofreció en forma de ensilaje desde el 8 de agosto hasta el 31 de octubre, y en forma fresca desde el 1ro de noviembre hasta el 24 de diciembre. Este último se enriqueció con urea, a razón de 0,04 kg por cada 5 kg de hollejo. En el periodo lluvioso, el forraje presentó los menores porcentajes de MS y los mayores valores de EM y PDIN, con poca variación entre periodos para el PDIE. Los hollejos frescos y ensilados mantuvieron valores análogos a los de otros estudios; el heno tenía baja calidad, y el consumo de forraje fue similar en ambos períodos; los hollejos conservados fueron menos consumidos que los frescos. La ganancia fue mayor con los hollejos conservados (0,593 vs. 0,556 kg/animal/día). Los balances nutricionales indicaron que se cubrieron los requerimientos de MS y EM, aunque en los compuestos nitrogenados se realizó un uso ineficiente debido a que hubo un exceso de PDIE, que no fue corregido mediante la incorporación de urea. En ambos períodos, los mayores porcentajes de aportes de nutrimentos correspondieron al forraje y al hollejo de cítrico en sus dos modalidades. Los índices de conversión tuvieron una mejor respuesta con el ensilaje (13,3 vs. 15,5 kg de MS/kg de ganancia). Se concluye que es factible utilizar los hollejos de cítrico frescos o ensilados; aunque, para incrementar las ganancias y la conversión alimentaria, es necesario aumentar la suplementación proteínica y disponer de alimentos que equilibren las cantidades de PDIN y PDIE en las dietas.

Palabras clave: engorde, hollejo de cítricos.


ABSTRACT

At the "Victoria de Girón" Citrus Fruit Production Enterprise, Matanzas province, Cuba, a study was conducted for 138 days with 433 crossbred bulls of dairy breeds (Holstein x Zebu), in which a diet based on restricted grazing (four hours in the morning), green forage and citrus fruit pulp ad libitum, was evaluated, supplemented with grass hay, mineral salt and North gold. The citrus fruit pulp was supplied as silage since August 8 until October 31, and fresh since November 1st until December 24. The latter was enriched with urea, at a rate of 0,04 kg per 5 kg of citrus fruit pulp. In the rainy season, the forage showed the lowest DM percentages and the highest ME and PDIN values, with little variation between periods for PDIE. The fresh and ensiled citrus pulp maintained analogous values to other studies; the hay had low quality and forage intake was similar in both periods; preserved citrus pulp was less consumed than the fresh one. The gain was higher with preserved citrus pulp (0,593 vs. 0,556 kg/animal/day). Nutritional balances indicated that the DM and ME requirements were covered, although in nitrogen compounds inefficient utilization was made because there was excess of PDIE, which was not corrected through urea incorporation. In both periods the highest percentages of nutrient contributions corresponded to forage and citrus fruit pulp in its two modalities. The conversion values had a better response with silage (13,3 vs. 15,5 kg DM/kg of gain). The feasibility of using fresh or ensiled citrus fruit pulp is concluded; although, to increase gains and feeding conversion, it is necessary to increase protein supplementation and have feedstuffs which balance the quantities of PDIN and PDIE in the diets.

Key words: fattening, citrus pulp.


 

 

INTRODUCCIÓN

La Empresa Citrícola "Victoria de Girón" ha desarrollado un programa de diversificación productiva que tiene, entre otros objetivos, aprovechar los residuales de la fabricación de jugos en la alimentación de toros de ceba, para disminuir la contaminación ambiental provocada por estos residuos y, a su vez, obtener un alimento de alta demanda social. Para la producción de carne vacuna se han adoptado sistemas semiintensivos, los cuales permiten lograr ganancias individuales aceptables, en cebaderos con un gran número de animales (Rodríguez, Herrera y Tapanés, 2009; Gil, 2010).

En estudios precedentes se informaron las alternativas de utilización de los hollejos de cítrico, tanto frescos como ensilados, y diferentes opciones de complementación y suplementación en las dietas, con resultados alentadores (Ojeda et al., 2009). El objetivo de este estudio fue evaluar un ciclo final de engorde bovino, con el empleo de hollejos de cítrico frescos o conservados como principal componente de las dietas.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Localización. El estudio se desarrolló en la granja agropecuaria No.1-Torriente, de la Empresa Citrícola "Victoria de Girón", situada en el municipio de Jagüey Grande, Matanzas, Cuba.

Clima y suelo. El área presenta un régimen pluviométrico anual promedio de 1 549 mm, el 81% de las precipitaciones ocurren en el periodo comprendido entre mayo y octubre (período lluvioso), y el resto, de noviembre a abril (periodo poco lluvioso). La temperatura media anual es de 24,7ºC, con máximas de 35ºC y mínimas de 19ºC; mientras que el suelo se clasifica como Ferralítico Rojo, típico, rocoso y profundo (Hernández et al., 2003).

Animales. Como la cosecha de los frutos citrícolas comienza a finales del mes de septiembre, el estudio se dividió en dos periodos: el primero, desde el 8 de agosto hasta el 31 de octubre, en el que el hollejo se ofreció en forma de ensilaje, a partir de una reserva de este producto almacenada del año anterior; y un segundo periodo, del 1ro de noviembre hasta el 24 de diciembre, en el cual el hollejo se ofreció fresco, traído directamente de la fábrica a las instalaciones pecuarias.

El cebadero dispuso de 433 animales de genotipos mestizos de razas lecheras (Holstein x Cebú), que comenzaron la ceba con un peso inicial de 305 kg y fueron sacrificados con 385 kg. El periodo de estudio abarcó un tiempo total de 138 días.

Sistema de manejo. Se utilizó un sistema semiestabulado, con pastoreo restringido de cuatro horas diarias, desde las 6:00 a.m. hasta las 10:00 a.m., y 20 horas de estabulación, desde las 10:00 a.m. hasta las 6:00 a.m. del siguiente día. La unidad tenía una corraleta de una hectárea para la estancia y descanso de los animales (delimitada con cercas de piedra) así como un área de pastoreo de 50 ha, la cual se dividió en cuatro cuartones, para una carga total de 8,7 animales/ha.

El cebadero disponía de varios comederos, de 3 m de ancho por 5 m de largo y 1,5 m de profundidad, que garantizaban un frente de comedero de 0,5 m/animal. También había bebederos de agua con tanques de reserva, abastecidos de manera permanente por un molino de viento. La instalación contaba, además, con dos naves de sombra de 260 y 300 m², y con un almacén de insumos.

La distribución de los alimentos y la limpieza de los comederos, los bebederos y las áreas adyacentes se realizaban mientras los animales estaban en pastoreo.

Los ensilajes de pulpa de cítricos se confeccionaron en silos de superficie, con una proporción de 86% de hollejo de cítrico fresco, 10% de heno de gramínea y 4% de urea. La tecnología de fabricación fue por capas, y se utilizó un tractor con una pala frontal para la introducción de los componentes voluminosos y la compactación. La urea se añadió de forma manual sobre el hollejo de cítrico. Una vez llenado el silo, se cubrió con capas adicionales de 20 cm de hollejo de cítrico y heno. El periodo de fermentación del ensilaje fue de 120 días, antes de utilizarlo.

El forraje fue cosechado diariamente con una silocosechadora tipo SPKZ, en un área donde predominaba el king grass (Pennisetum purpureum); este tenía una edad de rebrote entre 70 y 80 días, y había recibido una fertilización de 60 kg de N/ha en el mes de julio.

El pasto para heno consistió en una mezcla de gramíneas naturales, provenientes de áreas aledañas a la empresa, las cuales se secaron por dos días y se empacaron en pacas rectangulares, con un peso promedio de 20 kg. Estas se recogieron del campo inmediatamente y se depositaron en un almacén bajo techo, hasta su posterior distribución en los cebaderos.

Alimentación. En el área de pastoreo, los pastos predominantes fueron: Dichanthium annulatum y Dichanthium caricosum, con una disponibilidad promedio de 5 y 3 kg de MS/animal/día, durante el periodo lluvioso y el poco lluvioso, respectivamente.

El resto de la dieta se ofreció en forma de pastel y consistió en forraje verde y hollejo de cítrico ensilado o fresco, además de una suplementación adicional. Este procedimiento consistió en colocar en el fondo del comedero una capa de heno, a razón de 0,7 kg/animal; a continuación, una de hollejo fresco o ensilado, de 5 kg/animal; y después otra de forraje y 0,04 kg de urea asperjada sobre los alimentos, cuando se ofreció el hollejo fresco. Sobre estos alimentos se incorporó 1 kg de North gold y 0,05 kg de sales minerales completas por animal.

Consumo de alimento. Las dietas ofrecidas fueron cuantificadas y registradas en el cebadero, mediante el control del suministro diario de los alimentos. La determinación del consumo se realizó a través del método de la oferta y el rechazo. El forraje y el ensilaje se pesaron cada semana, para garantizar que se ofrecieran a voluntad, y que los animales dispusieran de un 10% por encima del consumo realizado en la semana anterior.

Peso vivo. Los animales se pesaron, por grupos, en una balanza comercial, al inicio y al final del periodo de evaluación. Durante los periodos intermedios, el peso vivo se estimó a través de mediciones del perímetro torácico en el 10% de los animales del cebadero.

Análisis bromatológico. Se tomaron muestras de forraje, hollejo fresco, ensilaje y heno, una vez al mes, para la determinación de la materia seca (MS), la proteína bruta (PB), la fibra bruta (FB), el calcio (Ca) y el fósforo (P), mediante las técnicas analíticas establecidas por la AOAC (1991); mientras que la energía metabolizable (EM), la proteína digestible en el intestino a partir de la energía (PDIE) y la proteína digestible en el intestino a partir del nitrógeno (PDIN) de los alimentos se estimaron a través de las fórmulas y tablas de composición química que aparecen en el programa CALRAC (1996).

Balance alimentario. El balance alimentario se realizó cada dos semanas, para ajustar la oferta de forraje y de ensilaje durante el periodo de evaluación. Al finalizar el estudio, los balances se hicieron de forma retrospectiva. Se utilizó el programa CALRAC (1996), en su versión 1.0, elaborado por el Instituto de Ciencia Animal (ICA).

Índice de conversión. Para comparar la eficiencia de las dietas, se determinó el índice de conversión alimentaria, mediante la división del total de materia seca consumida entre la ganancia de peso vivo diario.

Análisis de los datos. Los consumos de forraje y de hollejo fresco y conservado, así como los pesos iniciales y finales de los animales, se analizaron a través de la estadística descriptiva (media y desviación estándar), con la utilización del paquete SPSS, versión 10.0 para Windows.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La composición bromatológica de los forrajes presentó variaciones de acuerdo con la época del año en la que transcurrió el estudio. En el primer periodo de evaluación, el cual coincidió con los meses del periodo lluvioso, se hallaron los menores porcentajes de MS y concentraciones de Ca; sin embargo, se encontraron los mayores valores de EM, PDIN y P, con poca variación entre ambos periodos para la PDIE (tabla 1). Este comportamiento coincide con lo reportado por García-Trujillo y Cáceres (1981), cuando evaluaron el king grass como forraje en diferentes épocas del año.

El hollejo, tanto fresco como ensilado, mantuvo sus valores dentro del rango obtenido en otros estudios similares, donde se utilizó en dietas para vacunos en ceba (Pino, 2008). En este sentido, los hollejos frescos presentaron menores porcentajes de MS, PB y P, pero mayores valores de EM, que los hollejos conservados.

En lo referido a los componentes del PDI, la inclusión de la urea en la fabricación de los ensilajes favoreció una composición más equilibrada entre el PDIN y el PDIE, respecto a los hollejos frescos.

El heno utilizado fue de baja calidad, con valores de PB inferiores al 4%. Esta clasificación se basa en los indicadores nutricionales establecidos por Ojeda et al. (2006). Por su parte, el valor nutricional del North gold se mantuvo dentro de los rangos que se informan en la literatura (Trenkle, 2004).

El consumo de forraje fresco fue similar en ambos periodos, lo cual no ocurrió en el caso de los hollejos frescos y los conservados, pues el ensilaje fue menos consumido que el hollejo fresco; estas diferencias pudieron deberse al efecto de sus contenidos de MS (tabla 2). En el resto de los alimentos ofrecidos no se presentaron variaciones en el consumo, debido a que estuvieron predeterminados en las dietas. Con respecto a la ganancia de peso vivo, se halló una tendencia a obtener mayores valores cuando se empleó la dieta con los hollejos conservados (primer periodo de evaluación); aunque en ambas dietas estos fueron inferiores a los reportados por Ojeda et al. (2010), al evaluar de manera simultánea estas formas de inclusión en dietas de ceba. Tales diferencias se atribuyen a que en la presente evaluación hubo un menor aporte de suplemento proteínico.

Los balances alimentarios retrospectivos corroboraron que las dietas cubrieron los requerimientos de MS y EM, de acuerdo con el peso vivo promedio en cada periodo y el incremento de peso (tablas 3 y 4). Sin embargo, en lo referente a los compuestos nitrogenados digestibles que aportaron las dietas (PDIN y PDIE), se demostró que no fue posible hacer un uso eficiente de su potencial nutricional, ya que en ambos casos hubo exceso de PDIE y valores superiores y cercanos a los requerimientos en la PDIN, con predominio en las contribuciones de PDIE sobre las cantidades suministradas de PDIN. En una dieta óptima, los aportes de los compuestos nitrogenados digestibles deben ser iguales o muy próximos (García-Trujillo y Cáceres, 1984).

Estos resultados indican la necesidad de concebir, para evaluaciones posteriores, el empleo de componentes alimentarios que sean capaces de garantizar un adecuado equilibrio entre los compuestos nitrogenados digestibles en el intestino, pero teniendo en cuenta que exista correspondencia entre los nutrientes aportados y la capacidad de ingestión de los animales. En este sentido, una solución pudiera haber sido la incorporación de un suplemento con mejores aportes de PDIN, como la levadura Saccharomyces cerevisiae (Cáceres et al., 2010); pero no fue posible ya que la empresa no disponía de estos complementos.

El análisis de los aportes porcentuales de los nutrientes aportados por los alimentos (tabla 5) permite caracterizar las dietas con más precisión. En ambos periodos, el mayor porcentaje de MS ingerida correspondió al forraje, seguido en orden de importancia por el hollejo de cítrico en sus dos modalidades. Dichos resultados indican la importancia que tienen estos alimentos para cubrir los requerimientos de los animales en MS, pero sobre todo que constituyen fuentes alimentarias viables y aprovechables para este tipo de producción.

La contribución de los otros alimentos al consumo de MS estuvo por debajo del 30%, en su conjunto, sin diferencias evidentes entre las dietas, por lo que se puede afirmar que la suplementación no ejerció un efecto sustitutivo. En cuanto a la EM, la participación del forraje fue mayor durante el primer periodo, ya que este correspondió a la época lluviosa en la que los valores de este indicador fueron más elevados.

El aporte energético del hollejo fresco fue ligeramente superior con respecto al ensilaje, por el efecto de la disminución que inducen los procesos fermentativos sobre este componente nutricional. El heno tuvo poca contribución en todos los nutrimentos, aunque con un porcentaje ligeramente superior en energía en el segundo periodo, debido al menor aporte realizado por el forraje. En cuanto al North gold, su contribución energética fue de relativa importancia.

Las mayores diferencias se hallaron en la contribución de los alimentos con respecto a los componentes relacionados con la proteína digestible en el intestino. El forraje en la dieta con ensilaje cubrió en mayor cuantía la PDIE (40,3 vs. 34,8), aunque en ambas dietas el aporte fue similar para la PDIN. Los hollejos conservados aportaron mayores porcentajes de PDIN; sin embargo, su contribución en PDIE fue menor con respecto a su forma fresca.

En el caso del heno y el North gold no se hallaron grandes diferencias entre las dietas, aunque este último contribuyó de manera importante, con valores de PDIN muy próximos al del hollejo conservado en forma de ensilaje, y superiores al del hollejo en su forma fresca.

El índice de conversión alimentaria (tabla 6) mostró una mejor respuesta cuando se combinaron el forraje y el ensilaje de hollejos. En este sentido, al comenzar el experimento los animales presentaban un peso y una condición corporal bajos, por lo que al recibir una dieta basada en ensilaje de hollejos y forraje mejor estructurada desde el punto de vista nutricional que la anterior pudieron hacer un crecimiento compensatorio (Parnell, 1996), lo que no ocurrió posteriormente cuando recibieron el hollejo en forma fresca.

De forma general, ambos índices fueron menos eficientes que los encontrados en evaluaciones anteriores, lo cual se atribuye fundamentalmente a la baja inclusión de suplemento proteínico (Pino, 2008). Los valores de conversión también difirieron de los informados para sistemas de engorde similares en países templados, donde se emplearon dietas con bajo porcentaje de granos (25-20%) y forrajes de mayor calidad, en los cuales los índices de conversión oscilaron entre 9 y 11 (Gil, 2002).

Los resultados en esta evaluación permiten concluir que es posible obtener ganancias por encima de 550 g diarios en la ceba de toros, en condiciones de producción, a partir de la alimentación de los animales con una dieta basada en forrajes y residuos de la producción de jugos citrícolas en forma de hollejos, tanto frescos como ensilados. Se recomienda aumentar la suplementación proteínica, con el fin de incrementar la eficiencia de conversión alimenticia de las dietas y equilibrar las cantidades adecuadas de PDIN y PDIE.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido el 7 de febrero del 2012
Aceptado 10 de septiembre del 2012