ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Influencia del nivel y frecuencia de aplicación del P en el comportamiento de la hierba guinea cv. Likoni

 

 

 

Marta Hernández y M. Cárdenas

Estación Experimental de Pastos y Forrajes «Indio Hatuey» Perico, Matanzas, Cuba

 

 

 


RESUMEN

Se empleó un diseño factorial (4 x 3) en bloques al azar con 4 réplicas para estudiar cuatro niveles de P (0, 100, 150 y 200 kg/ha) y 3 frecuencias de aplicación (una vez al año, dos veces al año y una vez para dos años) en el comportamiento de la guinea cv. Likoni (Panicum maximum Jacq.) en suelo latosólico. En todos los casos se aplicó 300 kg N/ha/año fraccionado por corte y 200 kg de K/ha/año en dos aplicaciones. El pasto se cortó cada 32 y 42 días en lluvia y seca respectivamente. Los niveles de P no influyeron en el rendimiento del pasto, obteniéndose con el nivel de lluvias alto 20,9 y 15,1 t MS/ha para el 1er. y 2do. año respectivamente; 21,5 y 13,1 t MS/ha/año en el control (sin P). La altura del pasto, el diámetro de las macollas y el porcentaje de hojas no se incrementaron con la aplicación de P. El contenido de P en la MS sólo se incrementó significativamente (P<0,001) en la lluvia. Se concluye que bajo las condiciones en que se desarrolló el trabajo, no son necesarias las aplicaciones de P durante los dos primeros años de explotación del pastizal.

Palabras clave: guinea cv. Likoni, fertilización P, frecuencia de aplicación.


 

 

INTRODUCCIÓN

El cv. Likoni se encuentra entre las guineas destacadas (Hernández y Trujillo, 1978) por su rendimiento, facilidad de establecimiento y producción de semillas. En experimentos conducidos en condiciones de secano se reportan rendimientos de 12 t MS/ha/año y de 2 t MS/ha en la estación seca (Simo y de la Paz, 1978). Con riego y fertilización se han obtenido rendimientos de 26 t MS/ha/año. Todas estas características han podido situarlo en los primeros lugares debido, además a su alta persistencia, pudiendo ser empleado tanto para corte como para pastoreo. Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado y que además no existen datos en cuanto a su respuesta a la fertilización fosfórica, se condujo este trabajo con el objetivo de determinar el efecto de distintos niveles de P así como la frecuencia de aplicación del mismo en el comportamiento de este pasto en un suelo rojo.

 

MATERIALES Y METODOS

Suelo. El experimento se realizó en un suelo latosólico (non, 1973) cuya composición química se muestra en la tabla 1.

Tratamientos y diseño. Los tratamientos consistieron en 4 niveles de P: 0, 100, 150 y 200 kg/ha y 3 frecuencias de aplicación: 1 vez/año (al principio de la primavera), 2 veces/año (principio y final de la primavera) y 1 vez para 2 años (principio de la primavera, se duplicaron las cantidades según los niveles estudiados, para mantener la misma dosis anual). En todos los casos el P se aplicó cuando el pasto estaba establecido, en las cantidades correspondientes según el nivel y la frecuencia de aplicación. El diseño empleado fue un factorial en bloques al azar con cuatro réplicas.

Procedimiento. La siembra se realizó por macollas el 7 de junio de 1977 y se comenzó a evaluar en la seca de ese mismo año, en parcelas de 20 m2 cosechándose 12 m2 después de eliminado el borde. A todas las parcelas se les aplicó 300 kg N/ha/año fraccionado por corte y 200 kg K/ha/año al principio y final de la primavera. En la época de seca se aplicó riego a razón de 50 mm cada 20-25 días. Los cortes se realizaron con segadora mecánica a una altura de 15 cm cada 32 días en lluvia y 42 días en seca.

En cada corte se determinó el rendimiento de forraje verde y se tomaron muestras para determinar el porcentaje de MS y P. Antes de cada corte se tomó la altura del pasto. El diámetro de la macolla y la relación hoja/tallo se midieron por época. Se utilizó la prueba de rango múltiple de Duncan (1955) para hacer las comparaciones entre las medias.

 

RESULTADOS

Rendimiento en materia seca. La tabla 2 muestra la respuesta del pasto a las aplicaciones y la forma de fracción el P. Ninguno de los niveles estudiados logró aumentar el rendimiento significativamente en ambos años.

Las aplicaciones de P 1 vez/año, 2 veces/año y 1 vez para 2 años no difirieron entre sí, aunque en el 1 año existe una ligera superioridad en el rendimiento con las aplicaciones más espaciadas de este elemento.

Altura del pasto. Esta no se vio afectada por el nivel de P empleado ni por el fraccionamiento, obteniéndose en la seca del 1 año de evaluación la mayor altura del
pastizal (76,5 cm) con el nivel de 150 kg P2O5/ha aplicados 1 vez al año sin diferir del tratamiento sin fertilizante fosfórico (69,7 cm). En la lluvia del 2 año el comportamiento fue similar, no difiriendo la altura del tratamiento control (OP) del resto de los tratamientos. Sin embargo, en la seca del 2 año se encontró interacción significativa (P<0,05) entre los niveles de P y el fraccionamiento de los mismos, obteniéndose la mayor altura con 200 kg P2O5 aplicados 1 vez al año (figura 1).

Diámetro de la macolla. Las dosis crecientes del fertilizante fosfórico no incrementaron significativamente el diámetro de las macollas (tabla 3). No sé observó un efecto positivo en cuanto a la forma de aplicar el fertilizante.

Porcentaje de hojas. Las dosis crecientes de P no lograron aumentar significativamente el % de hojas del pastizal en ninguna de las épocas, pero se incrementó según la forma de aplicar el fertilizante, siendo significativo (P<0,05) en la seca, donde se logró el mayor % de hojas (95,1) cuando se aplicó el fertilizante una vez para dos años (tabla 3).

Contenido del P. En el periodo lluvioso del 2do. año el tenor de P se incrementó significativamente (P<0,001) con la dosis creciente de fertilizante fosfórico (tabla 4). A pegar de que en el período seco de ambos años no hubo diferencias entre tratamientos, el contenido se incrementó con las dosis de P.

En la lluvia del 1 año se encontró interacción significativa (P<0,05) entre el nivel de P y la forma de aplicación, encontrándose el mayor contenido en el tratamiento de 200 kg P2O5/a aplicado dos veces al año (figura 2).

 

DISCUSIÓN

Los datos del presente trabajo indican que el contenido de P del suelo satisface las necesidades del pasto, por lo menos durante los dos primeros años de explotación, ya que el tratamiento testigo (sin aplicar P) no difirió del resto de los tratamientos, corroborando el criterio planteado por Widdowson, Penny y Williams (1965); Crespo (1973) de que la respuesta al fósforo esta estrechamente ligada al contenido de este elemento en el suelo.

En un trabajo realizado en Tanzania por Singh y Uriyo (1980) se señaló que la respuesta al P dependió del contenido de este elemento en el suelo, determinando que en aquellos que contenían mis de 23 a P/kg la respuesta fue muy pobre y en ocasiones negativa.

En este trabajo el contenido de P del suelo fue aproximadamente 30 mg/kg (tabla 1), lo cual puede explicar la no respuesta a la fertilización fosfórica, si tenemos en cuenta lo anteriormente planteado. Resultados similares a estos fueron obtenidos anteriormente por Hernández y Acosta (1979) en este mismo suelo en guinea común y en buffel y rhodes (Hernández, 1980).

En cuanto a la frecuencia de aplicación del P esta no influyó significativamente en el rendimiento del pasto, coincidiendo con los resultados obtenidos por Ruiz, Funes, Fernández y Álvarez (1977) en Glycine wightii, aunque se nota cierto incremento en el primer año a favor de la aplicación 1 vez para 2 años, concordando con Avila (1979) el cual plantea que tanto los rendimientos de MS como los contenidos de P en el pasto se favorecen cuando se hacen aplicaciones de fertilizantes fosfóricos para intervalos mayores de un año.

La altura del pasto fue mayor en lluvia que en seca, siguiendo la misma tendencia que el rendimiento. Los niveles de P no lograron aumentar significativamente la altura del pasto, coincidiendo con los resultados obtenidos por Faroda (1974) en hierba buffel.

El porcentaje de hojas fue alto, coincidiendo con lo planteado por Funes, Yepes y Hernández (1971) de que la relación hoja-tallo es amplia aún a edad avanzada (8-9 semanas) en la hierba guinea, aunque en este trabajo resultó un poco más elevado (87,2 y 93,6% para lluvia y seca como promedio de todos los tratamientos) que los resultados obtenidos por Simo y de la Paz (1978) en este cultivar.

Las aplicaciones de P no lograron aumentar el porcentaje de hojas, coincidiendo con los resultados obtenidos por Ruiz y Ayala (1978), aunque estos trabajaron con una leguminosa.

En general el contenido de P del pasto tendió a aumentar a medida que se incrementó el nivel de fertilizante aplicado, coincidiendo con los resultados obtenidos por Figarella, Vicente-Chandler, Silva y Caro-Costas (1964); Crespo, Paretas y Pupo (1976); Hernández y Acosta (1979).

El contenido de P del pasto que no recibió superfosfato coincide con el nivel crítico (0,20%) planteado para esta hierba por Andrew y Robins (1971) siendo incluso superior a éste en el segundo año, lo que indica que el suelo puede suministrarle el P necesario a la guinea sin necesidad de añadirle fertilizante.

De los resultados obtenidos se concluye que en las condiciones en que se desarrolló este experimento no es necesario aplicar P por lo menos durante los dos primeros años de explotación del pastizal.

 

SUMMARY

A factorial design (4 x 3) with four replications vas employed to study 4 P levels (0, 100, 150 and 200 kg/ha) and 3 frequencies of application (once a year, twice a year and once every two year) on the behaviour of Panicum maximum cv. Likoni in a latosolic soil. All treatments received 300 kg N/ha/year and 200 kg K/ha/year. Frequency of cutting was 32 and 42 days for wet and dry season respectively. The P levels did not affect grass yield, obtained with high level 20,9 and 15,1 t DM/ha for first and second years, respectively 21,5 and 15,1 t DM/h/year in the control (OP). The grass height, diameter and leafiness did not increase with P application. The P content in the DM significantly increased (P<0,001) in the wet season. It was concluded that in these soil conditions is not necessary P applications in the first two years of grass management.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Andrew, C.S. & Robins, M.F. Aust. J. Agric. Res. 22:693. 1971

2. Anon. Génesis y clasificación de los suelos de Cuba. Academia de Ciencias. La Habana, Cuba. 1973

3. Avila, A. Resúmenes II Reunión Asociación Cubana Producción Animal. Pág. 155. 1979

4. Crespo, G. Rev. cubana Cienc. agric. 7:103. 1973

5. Crespo, G.; Paretas, J.J. & Pupo, D. Rev. cubana Cienc. agric. 10:99. 1976

6. Duncan, D.B. Multiple range and multiple F tests. Biometrics. 11:1. 1955

7. Faroda, A.S. Annals of Arid Zone. 13:114. 1974

8. Figarella, J.; Vicente-Chandler, J.; Silva, S. & Caro-Costas, R. J. Agric. Univ. P.R. 48:236. 1964

9. Funes, F.; Yepes, S. & Hernández, D. Memoria EEPF «Indio Hatuey». Matanzas, Cuba. Pág. 17. 1971

10. Hernández, R. & García-Trujillo, R. Pastos y Forrajes. Revista de la EEPF «Indio Hatuey». Matanzas, Cuba. 1:1. 1978

11. Hernández, Marta & Acosta, R. Pastos y Forrajes. Revista de la EEPF «Indio Hatuey». Matanzas, Cuba. 2:123. 1979

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13. Ruiz, T.; Funes, F.; Fernández, F. & Alvarez, L. Rev. cubana Cienc. agric. 11:95. 1977

14. Ruiz, T. & Ayala, J.R. Rev. cubana Cienc. agric. 12:85. 1978

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16. Singh, B.R. & Uriyo, A.P. J. Agric. Sci. Camb. 94: 247. 1980

17. Widdowson, F.V.; Penny, A. & Williams, R.J.B. J. Agric. Sci. Camb. 64:93. 1965