ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Ensayo comparativo entre 25 clones de hierba de guinea (Panicum maximum Jacq.)

 

 

 

P. Simo y G. de la Paz

Estación Experimental de Pastos y Forrajes «Indio Hatuey» Perico, Matanzas, Cuba

 

 

 


RESUMEN

Se compararon 25 clones de hierba de guinea (Panicum maximum Jacq.), sin riego ni fertilización, durante dos años y medio, empleándose un diseño látice de 5 x 5 con cuatro réplicas. Los promedios de los clones correspondientes a rendimiento de MS, porcentaje de hojas, rendimiento de MS en hojas, porcentaje de PB y de FB, rendimiento de PB, por ciento de rendimiento relativo de MS (2do. año/1er. año), persistencia y altura de la planta difirieron significativamente (P<0,001). En general, los clones de los cultivares Uganda y Likoni se destacaron en rendimiento de MS (9,0-10,9 t/ha/año), estabilidad (42-45% en rendimiento relativo 2do. año/1er. año) y persistencia (83-93% del área cubierta al final del ensayo), mientras que los clones de guinea común fueron superiores en por cientos de hoja (93-96%), PB (8,0-9,7) y FB (25-33%), presentando los clones del cv. Makueni valores intermedios. Los seis mejores clones representan incrementos potenciales promedio de 27% en rendimiento de MS y 30% en rendimiento de PB, anualmente. Se recomienda la realización de comparaciones regionales con los siguientes clones: IH 749 (cv. Uganda), IH 746 (cv. Makueni), IH 751 (cv. Likoni), IH 127 (común), lH 750 (cv. Makueni) e IH 421 (común). Se sugiere utilizar algunos otros clones con rasgos destacados, en futuros programas de cruzamientos.

Palabras clave: Selección, hierba guinea, Panicum maximum, Jacq.


 

 

INTRODUCCIÓN

La hierba de guinea (Panicum maximum Jacq.), originaria del Africa Tropical (Whyte, Moir y Cooper, 1959), probablemente de la región este (Pernés, Combes, Réné Chaume y Savidan, 1975), se ha propagado grandemente a partir de su centro de origen, llegando a ser actualmente una de las especies pratenses más destacadas en los trópicos y subtrópicos de todo el mundo. Su gran poliformismo, aún no exhaustivamente investigado, es explicable si se tiene en cuenta que no se trata de una especie «clásica», sino que forma parte de un verdadero complejo poliploide y agámico (Jauhar y Joshi, 1969; Pernés et al., 1975). Su patrón de variación, por tanto, cubre un rango más amplio, a la vez que se caracteriza por cierta
discontinuidad, por lo que se producen innumerables formas relativamente aisladas entre sí, aunque a la vez se rompe el aislamiento recíproco entre las especies diploides que han servido de base al complejo, como es usual que ocurra en estos casos (Grant, 1971).

En Cuba, donde fue introducida probablemente por los africanos traídos como esclavos durante la colonia, la guinea se halla muy adaptada. La llamada «guinea común», considerada como un conjunto de diversos ecotipos (Dudar, Yepes y Machado, 1973; Dudar, Yepes, Machado y Mesa, 1975), es posiblemente una mezcla de las microespecies agámicas más exitosas del complejo para nuestras condiciones, y ha invadido prácticamente todas las zonas del país, siendo actualmente uno de los pastos principalmente usados para la alimentación del ganado.

A partir de una colección inicial de biotipos nativos y de cultivares introducidos, comenzó en 1973 en la Estación Experimental de Pastos y Forrajes «Indio Hatuey», un proceso de selección con 192 muestras de guinea propagadas clonalmente y 37 de las cuales fueron posteriormente seleccionadas por sus altos rendimientos en condiciones de secado y sin fertilización (Sidak, V. y Esperanza Seguí, comunicación personal).

El presente trabajo corresponde a un ensayo comparativo concebido como fase intermedia entre la selección primaria a nivel de surcos y sin réplicas y los futuros ensayos regionales, y en él fueron incluidos 24 de los 37 clones seleccionados previamente más un clon adicional procedente de una zona ganadera, como testigo. Los 13 clones restantes están siendo evaluados en otro ensayo, aún en ejecución.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Localización, suelo y clima. El experimento fue llevado a cabo en la Estación Experimental de Pastos y Forrajes «Indio Hatuey», en un suelo latosólico tipo arcilla Truffin (Bennett y Allison, 1928). En la figura 1 se presentan los rasgos climatológicos principales del período correspondiente al experimento.

Siembra. Los clones se sembraron vegetativamente a una distancia de 0,5 x 0,5 m a principios de agosto de 1974. Se aplicó una fertilización de fondo de NPK a razón de 50-50-50 kg/ha, como ayuda al establecimiento del pasto.

Tratamientos y diseño. Se utilizó un diseño látice de 5 x 5 con cuatro réplicas. El área cosechable fue de 10,65 m2 por parcela. Los tratamientos se describen a continuación.

Clon Procedencia

A. S 166 (cv. Makueni) Kenya

B. IH 746 (cv. Makueni) Kenya

C. IH 748 (cv. Makueni) Kenya

D. S 161 (cv. Makueni) Kenya

E. IH 750 (cv. Makueni) Kenya

F. IH 764 (cv. Makueni) Kenya

G. IH 421 (tipo «común») Indio Hatuey

H. IH 426 (tipo «común») Indio Hatuey

I. IH 127 (tipo «común») Indio Hatuey

J. IH 336 (tipo «común») Indio Hatuey

K. IH 337 (tipo «común») Indio Hatuey

L. IH 747 («común australiano») Australia

M. IH 366 (tipo «común») Indio Hatuey

N. IH 342 (tipo «común») Indio Hatuey

O. IH 348 (tipo «común») Indio Hatuey

P. IH 745 (tipo «común») Escambray

Q. IH 339 (tipo «común») Indio Hatuey

R. IH 332 (tipo «común») Indio Hatuey

S. IH 363 (tipo «común») Indio Hatuey

T. IH 354 (tipo «común») Indio Hatuey

U. IH 763 (cv. Uganda) Guadalupe

V. IH 749 (cv. Uganda) Guadalupe

W. IH 765 (cv. Likoni) Guadalupe

X. IH 751 (cv. Likoni) Guadalupe

Y. IH 752 (testigo: «común») Camagüey

Los clones correspondientes a los cultivares Uganda, Likoni y Makueni, considerados en este trabajo, fueron originalmente propagados a partir de plantas seleccionadas visualmente en las parcelas de introducción de dichos cultivares (Sidak, comunicación personal), mientras que los clones de guinea común fueron colectados en su gran mayoría, en los alrededores de la EEPF «Indio Hatuey».

El clon IH 752, procedente de áreas ganaderas de Camagüey fue incluido adicionalmente como testigo, hasta cierto punto arbitrario, ya que se carecía de un material suficientemente estudiado y genéticamente homogéneo dentro de la especie, el cual hubiese sido el testigo idóneo.

Procedimiento. El corte inicial o de establecimiento, fue realizado el 5 de diciembre de 1974. Los cortes se efectuaron manualmente y a una altura de aproximadamente 15 cm cada cinco y siete semanas en las estaciones de lluvias y de seca, respectivamente. Se realizaron 21 cortes
de evaluación durante dos años y medio, considerándose dos períodos de lluvia y tres de seca (el primero de éstos, incompleto). En cada corte se midió el rendimiento de masa verde (MV) por parcela, y se tomaron dos muestras de 300 g cada una, utilizándose una de ellas en la determinación del por ciento de materia seca (MS) y la otra en la determinación del por ciento de hojas (en base seca). Los por cientos de proteína bruta (PB) y de fibra bruta (FB), fueron determinados dos veces por cada estación. La altura vegetativa de las plantas fue medida antes de cada corte, considerándose cuatro plantas por par cela. En los cortes en que se presentó la fase de floración en todos los clones (en octubre de 1975 y 1976), se midió también la altura total («reproductiva») de dichas plantas. Con el fin de caracterizar la posible presencia e intensidad de la floración, antes de cada corte fueron contadas las panojas producidas en diez plantas de parcela.

Al final del experimento se evaluó la persistencia mediante la determinación del por ciento de área cubierta por el pasto en cada parcela, empleándose un marco m2 dividido en 100 partes iguales.

A partir de los datos básicos obtenidos como resultados, se realizaron los cálculos correspondientes para la obtención de los valores de rendimiento de MS, rendimiento de MS en hojas, rendimiento de PB y por cientos de rendimiento relativo (2do. año/1er. año y seca/total, respectivamente).

 

RESULTADOS

Rendimiento de materia seca. Los clones difirieron significativamente (P<0,001) para el rendimiento de MS, en los promedios correspondientes a ambas estaciones y al total anual (para el cálculo del promedio anual se incluyeron los datos de la primera seca). En el primer año los rendimientos de MS estuvieron entre 7,5 y 15,5 t/ha; mientras que en el segundo, los límites del rango fueron 2,43 y 6,73 t/ha. En la estación de seca los rangos de rendimiento fueron de 0,8-2,0; 0,8-3,1 y 0,5-1,3 t/ha, respectivamente, para cada uno de los tres períodos considerados. En la tabla 1 se muestran los promedios rendimiento anual de MS, así como los por cientos de rendimiento relativo seca/total y 2do. año/1er. año

Los mayores rendimientos promedios anuales de MS fueron producidos por el clon IH 749 (cv. Uganda), IH (cv. Likoni) e IH 746 (cv. Makueni), que le siguieron. El mejor clon de guinea «común» fue el IH 127, aunque no difirió significativamente de la mayoría de los clones comunes evaluados.

En la figura 2 se muestra la distribución del rendimiento por cortes durante el tiempo que duró el experimento, en cuatro clones destacados, representativos de los cultivares Uganda, Likoni y Makueni, y del tipo «común».

En cuanto a los por cientos de rendimiento relativo no se encontraron diferencias significativas para la razón seca/total, aunque es notable una tendencia a favor de los clones de los cultivares Uganda y Likoni, todos por encima del 17,7%; mientras que el resto de los clones presentó valores entre 14,7 y 16,7%. Respecto a los rendimientos relativos 2do. año/1er. año, sí se presentaron diferencias significativas (P<0,001), destacándose los cuatro clones de los cultivares Uganda y Likoni, y los clones comunes IH 421 e IH 336, todos con valores entre 38,5 y 43,5% (tabla 1).

Porcentaje de hojas. Los clones difirieron significativamente (P<0,001) en el por ciento de hojas para los valores promedio correspondientes a ambas estaciones y para el promedio anual. Las guineas comunes mostraron una tendencia general que las situó como las de mejores por cientos de hojas en ambas estaciones, siendo todos los clones comunes significativamente superior a los clones de los cultivares Uganda y Likoni y en algunos casos a clones del cv. Makueni; estos últimos mostraron, en general, una tendencia a valores inferiores a los de los clones comunes, pero fueron significativamente superiores a los de los cultivares Uganda y Likoni. En seca, el rango de variación fue de 82,4 a 95,9%, más amplio que en la lluvia, ya que en ésta fue de 85,8 a 95,1%. Los mejores valores correspondieron al clon IH 127, con un 95,5% de promedio anual, aunque éste no fue significativamente superior a los valores del resto de los clones comunes ni a los de algunos clones del cv. Makueni. Esta tendencia a favor del clon IH 127 fue más evidente en la seca, como puede observarse en la tabla 2, en la que se muestran los valores promedio de algunos clones representativos; en la
figura 3 se presentan los valores obtenidos para la relación hoja-tallo, en tres clones representativos de la variabilidad manifestada para este carácter durante 17 cortes.

Rendimiento de materia seca en hojas. Los valores encontrados para este parámetro presentaron diferencias significativas (P<0,001). En la figura 4 se presentan, comparativamente, los resultados promedio de los clones más destacados y del clon «testigo» frente a los valores promedio de los 14 clones «comunes» considerados en esta comparación, destacándose en primer término el clon IH 749 del cv. Uganda, el cual sobrepasó la media anual de los clones comunes en un 45%.

Floración. De acuerdo a las fechas pico de producción de panojas y a la cantidad de éstas producidas por la planta, fueron determinados tres patrones principales de floración (figura 5): el primero, con dos picos intensos en abril-mayo y en agosto-septiembre, respectivamente, (cv. Uganda y cv. Likoni); el segundo, con tres picos de moderada intensidad: en marzo, junio-julio y octubre (cv. Makueni) y el tercero, con picos pequeños, en las mismas fechas del anterior (guineas «comunes»). Las diferencias entre clones de un mismo grupo fueron escasas, aunque en el grupo «común» hubo clones que apenas florecieron y que, por tanto, no mostraron un patrón suficientemente claro.

Proteína bruta. No se encontraron diferencias significativas para los valores promedio de por ciento de PB en el período de lluvias, pero sí para el período de seca, presentándose una tendencia ligera a favor de los clones de guinea «común», entre los que se destacó el IH 342, el único significativamente superior a los clones de los tres cultivares considerados en el experimento (tabla 3).

Al considerar los valores de rendimiento de PB por área, se presentan diferencias significativas (P<0,001) para los promedios en ambas épocas y para el promedio anual, con 955,4 kg/ha, siguiéndole, sin diferencias significativas entre sí, el resto de los clones de los cultivares Uganda y Likoni (todos con rendimientos superiores a 778 kg/ha), el clon IH 746 (cv. Makueni) y el IH 127 (común); estos dos últimos no difirieron significativamente del resto de los clones del cv. Makueni ni otros cinco clones comunes (IH 421, IH 337, IHB 342, IH 348 e IH 745), los cuales produjeron entre 616 y 748 kg/ha. Fibra bruta. Se presentaron diferencias significativas para los por cientos de fibra bruta en ambas estaciones, destacándose los clones
de guinea común como los de menores porcentajes. Los clones más fibrosos fueron, en general, los de los cultivares Uganda y Likoni (tabla 4).

Persistencia. Se encontró una amplia variación interclonal para este carácter, destacándose en primer lugar los clones de los cv. Uganda y Likoni, y en segundo, los del cv. Makueni. Entre diversos clones comunes se presentaron diferencias, como puede observarse en la tabla 5, en la que se muestran algunos resultados representativos. Los clones IH 127, IH 752 e IH 421 fueron los más destacados entre los comunes, con más de un 60% del área cubierta por las plantas de los propios clones al final del experimento.

Altura de las plantas. Se encontraron diferencias significativas (P<0,001) para los promedios de altura vegetativa de las plantas en ambas estaciones y para los de altura reproductiva en octubre, mostrando estos últimos una mayor variabilidad. Como puede apreciarse en la tabla 6, los clones de guinea común presentaron, en general, los valores mayores de altura vegetativa (40-46 cm en seca y 70-77 cm en lluvia), siendo relativamente amplia la variación presente para la altura reproductiva, en este grupo (82-109 cm). Los clones del cv. Makueni presentaron valores ampliamente superiores al resto en altura productiva (116-137 cm), así como valores notablemente bajos para la altura vegetativa, especialmente en seca (38-40 cm). Los clones de los cultivares Uganda y Likoni mostraron valores bajos para la altura reproductiva (81-88 cm) y, en general, valores intermedios para la altura vegetativa.

En la tabla 7 se resumen simplificadamente, en cifras del 1 al 10 los resultados obtenidos en los 25 clones para las diferentes características evaluadas. Por otra parte, los clones pueden ser agrupados en tres tipos morfológicos principales: Uganda-Likoni, Makueni y «común». A continuación se detallan los resultados que más destacadamente diferencian a algunos clones dentro de cada uno de dichos grupos.

Cultivares Uganda y Likoni. El clon IH 749 (cv. Uganda) se destacó marcadamente por su rendimiento de MS, siendo los valores de los tres clones restantes muy similares entre sí. En por ciento de hojas y por ciento de PB, las diferencias fueron mínimas, sin embargo, el rendimiento de MS en hojas y el de PB, fueron favorables al clon IH 749. Este clon se destacó también por un valor mayor para la altura vegetativa de la planta durante la seca.

Cultivar Makueni. Entre los seis clones considerados de este cultivar el IH 746 se destacó moderadamente en rendimiento de MS, mientras el IH 764 se destacó en sentido negativo.
Estas diferencias provocaron a su vez diferentes niveles de rendimiento de MS en hojas y de PB. El clon IH 746 se diferenció también por su relativamente baja altura reproductiva en el mes de octubre (116 cm contra un rango de 126-136 cm para el resto).

Los cuatro clones restantes presentaron valores semejantes para los diversos caracteres evaluados.

Grupo «común». El clon IH 127 se destacó discretamente en rendimiento de MS y en por ciento de hojas, con un por ciento de PB que puede considerarse como promedio dentro del grupo «común». La integración de estos factores hizo que se destacase firmemente en rendimiento de MS en hojas y en rendimiento de PB. Por otra parte, el IH 421 y el IH 336 tuvieron rendimientos relativos 2do. año/1er. año muy altos dentro del grupo común. En por ciento de PB, el clon IH 342 fue el más destacado. El resto de los clones, en general, presentó valores promedio muy similares entre sí en lo referente a por cientos de hoja, PB y FB, respectivamente. En rendimiento de MS la variabilidad fue grande, especialmente para la altura «reproductiva». Los valores extremos para la altura vegetativa estuvieron representados por los clones IH 127 e IH 336 con un promedio anual de 61 y 55 cm, respectivamente, y para la altura reproductiva, por los clones IH 337 (109 cm) e IH 366 (82 cm).

 

DISCUSIÓN

La falta de una caracterización y diferenciación previas de los supuestos clones considerados en esta comparación, tanto de los comunes como de los procedentes de cultivares introducidos, podría dar lugar a una cierta repetición de genotipos, teniendo en cuenta el alto grado de apomixis, más de un 95%, que caracteriza a esta especie (Warmke, 1954; Bogdan, 1963). Más aún, los llamados cultivares Uganda y Likoni no presentan entre sí una diferenciación morfológica apreciable y algunos resultados obtenidos en Cuba (Machado y Oliva, 1976) no indican diferencias notables entre ellos en el comportamiento agronómico, debido a lo cual han existido serias dudas ante su supuesta condición de cultivares diferentes.

Por lo anteriormente expresado, hemos considerado con cautela las diferencias entre los «clones» de cada tipo o cultivar y al analizar los resultados se ha evitado, en lo posible, seleccionar material repetido, prefiriendo aquellos clones de interés que hayan mostrado una aceptable diferenciación. Por esto, junto a la evaluación integral de cada clon, se han analizado por separado los tres grupos morfológicamente bien diferenciados dentro de este experimento: Uganda-Likoni, Makueni y «común».

Como se ha podido apreciar por los resultados, los valores presentados por algunos de los supuestos clones, son; sin embargo, notablemente particulares dentro de su grupo, demostrándose así su verdadera condición de clones diferentes dentro del cultivar o dentro del grupo relativamente homogéneo desde el punto de vista morfológico, al cual pertenecen. Según Burton, Millot y Monson (1973), el escaso margen de sexualidad existente en la guinea se presenta a través de plantas apomícticas facultativas (un 11,6% del total) y plantas sexuales (0,6%), siendo el resto apomícticas obligadas. Algunas de las plantas inicialmente seleccionadas por Sidak (inédito), pudieron haberse originado sexualmente a partir de progenitores total o parcialmente sexuales.

Al analizar en conjunto los resultados de los 25 clones comparados (tabla 7), puede observarse que los valores obtenidos para el rendimiento en MS muestran una marcada superioridad de los clones de los cultivares Uganda y Likoni. La superioridad relativa de estos cultivares sobre las guineas comunes ha sido anteriormente puesta de manifiesto por Machado y Oliva (1976),

En la figura 2 puede observarse como los niveles de rendimiento en 148 bajan extremadamente durante los períodos de seca evaluados, fenómeno repetidamente señalado en pastos en general y en la guinea, en particular, (Pérez Infante, 1970; Funes, Yepes y Hernández, 1971; Monzote, Funes y Linares, 1976; Sidak, Seguí y Pérez, 1977) y se debe, al parecer, no sólo a la carencia de agua, sino también al acortamiento de la duración del día y a la disminución de las temperaturas (Caro-Costas, Vicente-Chandler y Figarella, 1960). Por otra parte, la caída de los rendimientos en MS durante el segundo año fue aguda, lo cual concuerda con lo reportado por otros investigadores (Funes et al., 1971)

Es interesante notar, en la figura 2, como la superioridad de los clones de los cv. Uganda y Likoni sólo se hace estable después del primer período de lluvias, en el cual, por otra parte, los clones IH 127 (común) e IH 746 (cv. Makueni) habían mostrado su alta potencialidad. Esto puede deberse a una mayor sensibilidad de estos últimos a la gradual disminución de
nutrientes en el suelo mientras que el desarrollo de los clones de los cv. Uganda y Likoni, era pese a la falta de fertilización, relativamente vigoroso y sostenido.

Un agotamiento excesivo de las reservas minerales del suelo puede minimizar las diferencias de expresión del potencial de rendimiento en las plantas. En la figura 2 puede observarse que las diferencias de rendimiento entre los clones tienden a hacerse cada vez menores durante los últimos cortes, correspondientes al tercer período de seca analizado. La escasez de nutrientes, unida a la de agua, ha llevado a estas plantas a un punto crítico en que todas rinden igualmente poco.

Son notables algunas caídas bruscas del rendimiento, en relación con la disminución de las precipitaciones en determinadas fechas. Así, por ejemplo, el rendimiento del clon IH 746 disminuyó más significativamente en los cortes 3 y 9, tras las escasas precipitaciones de abril y noviembre de 1975 (figura 1), que los restantes clones representados en la figura. Lo mismo ocurre con el IH 127 en el corte 6, pero a niveles mayores de rendimiento tras una reducción brusca, pero no tan extrema, de las precipitaciones después de una etapa muy lluviosa (figura 1). Estos resultados parecen indicar la existencia de determinados niveles críticos de pluviosidad para los diferentes clones, por debajo de los cuales el rendimiento decrece vertiginosamente. Estas variaciones en rendimiento ocasionadas por variaciones respectivas en las precipitaciones fueron mucho más intensas durante el primer año, cuando el pasto disponía de mayores recursos nutritivos en el suelo y podía expresar mejor su potencialidad. Será preciso, en un futuro, determinar los requerimientos de agua y nutrientes específicos de cada clon destacado, si se les desea explotar óptimamente. Nuestro proceso de selección se ha llevado a cabo, hasta el momento, sin riego ni fertilización, y es solamente para esas condiciones que los resultados obtenidos son válidos.

Como puede observarse en la tabla 2, los valores promedio de por ciento de hojas fueron generalmente mayores durante la estación de seca que durante la de lluvia, lo cual concuerda con lo reportado, entre otros, por Funes et al. (1971) y Monzote et al. (1976). Sin embargo, los resultados encontrados en algunos clones, particularmente los de los cultivares Uganda y
Likoni, parecen contra decir esta regla. En realidad las fluctuaciones entre corte y corte son grandes para el por ciento de hojas, tanto en lluvia como en seca. En la figura 3 puede notarse cómo dichas variaciones coinciden con variaciones inversas en el por ciento de tallos, especialmente tallos reproductivos y por tanto, con las fechas de mayor o menor floración. Como este último factor no presente un mismo patrón para todos los clones (figura 5), la relación hoja-tallo se verá afectada de modo distinto para cada clon durante cada una de las dos estaciones. Estas afectaciones se hacen particularmente notables en los clones de los cultivares Uganda y Likoni, los cuales poseen una floración excesivamente precoz e intensa, de modo que a las dos o tres semanas de cortado el pasto, ya comienzan a surgir tallos productivos en grandes cantidades durante la mayor parte del año y especialmente en las fases pico de floración. Los valores relación hoja-tallo se hicieron relativamente más notables (figura 3) a medida que los picos de floración fueron haciéndose menores en el transcurso de la comparación (figura 5) debido probablemente, en gran parte, a la carencia progresiva de nutrientes.

Javier (1970) ha descrito dos patrones diferentes de floración en seis tipos de hierba de guinea en Filipinas habiendo presentado sus máximos valores de por cientos de tallos fértiles en abril y septiembre-octubre, y en abril, julio y septiembre, respectivamente. Nuestros resultados concuerdan con los del autor citado, en cuanto a la presencia de dos períodos de máxima floración ubicados respectivamente al principio (entre marzo y mayo) y al final (entre agosto y octubre) de la estación de lluvias, los cuales podrían estar determinados por un fotoperíodo específico. Es interesante notar cómo las fechas de máxima floración en los clones de Uganda y Likoni aparecen desplazadas respecto a las del cultivar Makueni y de los clones «comunes», en sentidos inversos: más tardíamente en el pico de floración de marzo-abril-mayo (1 corte antes). Esto podría indicar que se trata de una respuesta fotoperiódica y que los clones de guinea común y de Makueni, aparte de florecer más limitadamente que los cultivares Uganda y Likoni, requieren un fotoperíodo más corto que éstos para florecer masivamente. En
este sentido Degrass y Doussinault (1969) han afirmado que la sensibilidad del ciclo de floración a la duración del día parece ser un carácter varietal en la hierba de guinea.

Por otra parte, un tercer pico de floración en junio-julio, se presenta en las guineas comunes y en el cultivar Makueni, no así en Uganda y Likoni. Este pico que pudiera ser una respuesta termoperiódica, concuerda en fecha con el presentado en el segundo patrón de floración descrito por Javier (1970).

Una gran desventaja de algunos clones, en particular de los de los cultivares Uganda y Likoni, es un bajo por ciento de hojas, que en algunos cortes puede descender incluso a menos del 50%, (figura 3), pues aunque el rendimiento neto de MS en hojas sea alto en estos clones, el alto por ciento de tallos generativos puede dificultar el acceso del ganado a la totalidad de las hojas (Stobbs 1975). Sin embargo, un manejo adecuado, que tenga en cuenta tanto su precocidad característica como las fluctuaciones predecibles de la relación hoja-tallo en cada época del año, puede lograr una utilización más provechosa del pasto. En el caso de estos cultivares, tenemos que durante una parte del período de seca (noviembre-enero) el por ciento de hojas se mantiene a niveles aceptables (por encima de un 90%) para sólo caer bruscamente a fines del período (abril-mayo). En este sentido, son pastos más aprovechables durante la primera mitad de la seca.

Milford y Minson (1966), estudiando una serie de especies de gramíneas tropicales ampliamente diferentes entre sí, no encontraron correlación entre el por ciento de hojas y el consumo. Sin embargo, Minson y Laredo (1972) encontraron una alta correlación entre estos dos factores al estudiar varios cultivares de dos especies de Panicum. El porcentaje de hojas puede ser, por tanto, un aspecto determinante del consumo y debe considerarse como criterio importante de selección dentro de una especie, a menos que exista una gran variabilidad intraespecífica para otros factores muy influyentes en el consumo.

Como puede observarse en la figura 4, los valores de rendimientos de MS en hojas se mantienen altos para los clones de los cultivares Uganda, Likoni y Makueni, tal como lo fueron los valores de rendimiento en MS (tabla 1). Sin embargo, al integrar el rendimiento y el por
ciento de hojas en un solo parámetro, el orden relativo entre los clones destacados se hace algo diferente. Los valores presentados por los clones comunes mejoran relativamente al considerar sólo la parte de su rendimiento de MS en forma de hojas. Así, el clon IH 127 pasa de un noveno a un quinto lugar, precedido sólo por los clones IH 749 (cv. Uganda), IH 746 (cv. Makueni), IH 751 (cv. Likoni) e lH 763 (cv. Uganda), aunque sólo significativamente inferior al primero.

Muchos de los clones de mayor rendimiento en MS presentaron bajos por cientos de hojas. El conjugar las mejores expresiones de ambos caracteres en un sólo cultivar mediante la realización de cruzamientos, es un reto importante que se presenta a los mejoradores de este pasto.

La variabilidad interclonal manifestada en esta comparación para el por ciento de PB fue escasa. Sin embargo, fueron relativamente grandes las variaciones entre una y otra época, siendo más bajos los porcentajes en los períodos de lluvia que en los de seca (tabla 3). Schofield, citado por Whyte et al. (1959) encontró en 19 gramíneas diferentes, que los valores mínimos en por ciento de proteínas correspondían a los períodos de crecimiento más rápido, y los máximos a los períodos de crecimiento más lentos, es decir, a la época de seca. Nuestros resultados, que parecen confirmar esta aseveración, concuerdan con los obtenidos, también en guinea, por Johnson, Hardison y Castillo (1967) y Sidak et al. (1977).

Sin embargo, el rendimiento neto de PB fue entre cuatro y cinco veces mayor en lluvia que en seca, debido al gran desbalance estacional en el rendimiento de MS.

La tendencia a valores mayores en el por ciento de PB, que caracterizó en general a los clones comunes en nuestro trabajo, fue insuficiente para compensar la desventaja en rendimiento de MS ante los clones de los cultivares Uganda, Likoni y Makueni. Sólo el clon IH 127, entre los comunes, alcanzó valores promedio anuales de rendimiento de PB no significativamente diferentes de los cultivares mencionados.

Haciendo una valoración integral de los resultados (tabla 7), y tras seleccionar los tres clones de mejor rendimiento de MS en hojas (lH 749, IH 746 e IH 751), por ser éste el factor
de más peso en nuestro criterio de selección, hemos escogido a los clones IH 127 (común), IH 750 (cv. Makueni) e IH 421 (común), todos con buenos niveles de rendimiento de MS en hojas y con otros rasgos de interés; el IH 127 con altos por cientos de hojas y de PB y bajos por cientos de FB; el IH 750, con una mayor estabilidad en sus rendimientos de MS y una mayor persistencia que el resto de los clones del cv. Makueni y el IH 421, con una destacada estabilidad en sus rendimientos de MS y valores aceptables en porcentajes de PB, FB y hojas, respectivamente.

Los clones no seleccionados de los cultivares Makueni, Uganda y Likoni, parecen ser repeticiones de los ya escogidos, aunque esto debe investigarse más profundamente, pues pudieran poseer, en algunos casos, genotipos que en otro ambiente se diferencien entre sí en su expresión fenotípica.

Otros clones de interés cono el IH 342, con un alto por ciento de PB y los clones IH 363 e IH 752, que manifestaron cierta tendencia a valores superiores en el rendimiento relativo seca/total, deben ser considerados junto a los ya seleccionados, como progenitores potenciales en los futuros programas de cruzamientos.

A modo de resumen, en la tabla 8 se presentan los incrementos potenciales en rendimiento de MS y rendimiento de PB de los seis clones seleccionados respecto a los niveles promedio de los 14 clones de guinea «común» considerados en esta comparación.

 

SUMMARY

25 guinea grass clones were compared in a 5 x 5 latice design with four replications during 2½ years without fertilization nor irrigation. Significant differences among the clones were found for dry matter yield, leafiness, leaf DM yield, crude protein and crude 2 fiber percentages, CP yield, DM relative yield percentage (2nd year/1st year), persistance and plant height. In general, clones of cultivars Uganda and Likoni standes out for DM yield (9,0-10,9 t/ha/year), stability (42-45% for relative DM yield id year/1st year) and persistance (83-93% of the initial covered area at the end of the trial) while «common» guinea grass clones were superior in leafiness (93-96%), CP percentage (8,0-9,7%) and CF percentage (25-33%) being intermediate cv. Makueni clones. The six best clones in this trial represented potential average increases of 27% for DM yield
and 30% for CP yield per year. Regional trials are recommended for the clones IH 749 (cv. Uganda), IH 746 (cv. Makueni), IH 751 (cv. Likoni), IH 127 («common»), IH 750 (cv. Makueni) and IH 421 («common»). It is suggested that other clones with outstanding trails can be used in future breeding programs.

 

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos al Candidato a Doctor en Ciencias, Vladimir Sidak sus orientaciones.

 

REFERENCIAS

1. Anon.. Metodología de balance alimentario para el ganado vacuno en Cuba. Consejo Nacional de Ciencia y Técnica. Rama Animal. Ed. Orbe. ICL. La Habana 1975

2. Bennett, H.H. & Allison, R.V.. The soils of Cuba. Tropical Plant Research Foundation. Washington, D.C. 1928

3. Bogda, A.V.. A note on breeding behaviour of Panicum maximum in Kenya. Trop. Agriculture. 40:313 1963

4. Burton, G.V., Millot, J.C. & Monson, V.G.. Breeding procedures for Panicum maximum Jacq. suggested by plant variability and mode of reproduction. Crop. Sci. 13:717 1973

5. Caro-Costas, R. Vicente-Chandler, J. & Figarella, J.. The yield and composition of five grasses in humid mountains of Puerto Rico as affected by nitrogen fertilization, season and harvest procedures. J. Agric. Univ. Puerto Rico. 44:107 1960

6. Degrass, L. & Doussinault, G.. L'herbe de guinée; orientations possibles de la sélection. Ann. Am. Pl. 19:239 1969

7. Dudar, Y.A.; Yepes, S. & Machado, R.. Ecotipos de guinea. Series Técnico Científicas A-3. EEPF «Indio Hatuey». Perico, Matanzas, Cuba 1973

8. Dudar, Y.A.; Yepes, S.; Machado, R. & Mesa, A.R.. Caracterización de algunos ecotipos de guinea (Panicum maximum Jacq.). Anexo del Index Seminum 1975. EEPF «Indio Hatuey». Perico, Matanzas, Cuba 1975

9. Funes, F.; Yepes, S. & Hernández, D.. Estudios de introducción de pastos en Cuba. I. Principales gramíneas para corte, pastoreo y tierras bajas. Memoria EEPF «Indio Hatuey». Perico, Matanzas, Cuba. pág. 17 1971

10. Jaujar, P.P. & Joshi, A.B.. Cytotaxonomic investigations in the Panicum maximum complex III. Cytological features, chromosome diminution and evolution of the Karyotype. Cytología. 34:222 1969

11. Javier, E.Q.. The flowering habits and mode of reproduction of guinea grass (Panicum maximum Jacq.). Proc. 11th Int. Grassld. Cong. Surfers, Paradise 1970

12. Johnson, W.L.; Hardison, W.A. & Castillo, L.S.. The nutritive value of Panicum maximum (guinea grass). I. Yield and chemical composition related to season and herbage growth stage. J. Agric. Sci. 79:155 1967

13. Machado, R. & Oliva, O.. Productividad y longevidad de pastos y forrajes con diferentes alturas de corte. Serie Técnico Científica A-13. EEPF «Indio Hatuey». Perico, Matanzas, Cuba 1976

14. Milford, R. & Minson, D.J.. Intake of tropical pasture species. Proc. 9th Int. Grassld. Cong. Sao Paulo 1966

15. Minson, D.J. & Laredo, M.A.. Influence of leafiness on voluntary intake of tropical grasses by sheep. J. Aust. Inst. Agric. Sci. 38:303 1972

16. Monzote, Martha; Funes, F.; Lazo, Carmen & Linares, D.. Comparación de cultivares de Panicum maximum. I. Primer año de evaluación con riego. Rev. cubana Cienc. agríc. 10:115 1976

17. Pérez Infante, F.. Efecto de tres intervalos de corte y tres niveles de nitrógeno en las ocho gramíneas más extendidas en Cuba. Rev. cubana Cienc. agríc. 4:145 1970

18. Pernés, J.; Combes, D.; Réné-Chaume, R.; Savidan, Y.. Biologie des populations naturelles du Panicum maximum Jacq. Cah. ORSTOM, sér Biol., 10:77 1975

19. Stobbs, T.H.. Factors limiting the nutritional value of grazed tropical pastures for beef and milk production. Trop. Grassld. 9:141 1975

20. Warmke, H.E.. Apomixis in Panicum maximum. Am. J. Bot. 41:141 1954

21. Whyte, R.O.; Moir, T.R.G. & Cooper, J.P. Grasses in Agriculture. FAO. Roma.1959