ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Agricultura urbana en Ciego de Ávila. El caso del municipio montañoso de Florencia
Urban agriculture in Ciego de Ávila. The case of the mountainous municipality of Florencia
Ángela Borroto1, Águeda C. Arencibia2, J.L. López2, Liliam J. Leyva2, C.A. Mazorra2, Gladys E. Dopico2, R. Maurelo2 y A. Caraballoso2
1Universidad de Ciego de Ávila (UNICA).
Carretera a Morón km 9 ½. Ciego de Ávila, Cuba
2Centro de Investigaciones en Bioalimentos (CIBA). Ciego de Ávila, Cuba
E-mail: lucia@trocha.cav.sld.su
RESUMEN
Se caracterizó la producción animal de la Agricultura Urbana en el municipio de Florencia, para lo cual se estudiaron 32 patios de productores seleccionados al azar en dos consejos populares del territorio durante dos años y se valoró el régimen de explotación en la crianza a escala de traspatio. Los principales resultados demostraron que en el 85% de las casas visitadas hay participación de la familia, que incluye a trabajadores, amas de casa, jubilados e inclusive jóvenes y niños que estudian y además participan en esa labor; esta es una actividad suplementaria para los núcleos familiares, pues no constituye la base del sustento. Se conoció el empleo mayoritario de métodos de manejo tradicionales en esas crianzas y el predominio del uso de distintos recursos locales en la alimentación. La satisfacción proteica de la canasta familiar municipal por la vía de la crianza de traspatio significó el 18% para los dos años analizados y más de 1 kg de PB percápita para cada año, por lo que se contribuyó de manera potencial a la seguridad alimentaria. La producción obtenida fue empleada tanto para el consumo familiar como en ventas en la comunidad y planes de convenios con empresas estatales (cerdos y conejos).
Palabras clave: Agricultura, producción animal.
ABSTRACT
The animal production of Urban Agriculture in the municipality of Florencia was characterized, for which 32 backyards of randomly selected producers were studied in two areas of the territory, and the utilization regime in the rearing at backyard scale was evaluated. The main results showed that in 85% of the houses visited there is participation of the family, which includes workers, housewives, retired people, and even youngsters and children who study and also participate in that task; this is a supplementary activity for the households, because it is not the base of sustenance. The use by the majority of traditional management methods in the rearing and the predominance of the use of different local resources in feeding were learnt. The protein supply to the family in the municipality through backyard rearing represented 18% for the two years analyzed and more than 1 kg of CP per person for each year, for which there was a great contribution to food security. The production obtained was used for family consumption as well as for sales in the community and agreement plans with state firms (pigs and rabbits).
Key words: Agriculture, animal production.
INTRODUCCIÓN
De acuerdo con lo indicado por Funes (2001), la Agricultura Urbana (AU) tiene su origen en patios, techos,
balcones y parcelas urbanas y suburbanas. La tenencia de la tierra en este programa se define como privada o en
usufructo, donde se emplean los productos obtenidos en el autoabastecimiento familiar y la venta al vecindario,
principalmente vegetales, flores, condimentos y animales de corral, los cuales se obtienen como beneficios
económicos. Para Nieto y Delgado (2001), la AU es una iniciativa que ha pasado a ocupar un papel relevante en
el abastecimiento de los principales centros urbanos y poblaciones del país.
Por su parte, Companioni, Ojeda, Páez y Murphy (2001) señalan que este tipo de agricultura en Cuba tiene un
claro sentido de sostenibilidad, fundamentalmente en lo concerniente al amplio uso de la materia orgánica y de
los controles biológicos, así como su principio de territorialidad que se observa en el aseguramiento de los
insumos necesarios para la producción en cada provincia. Su destino constituye un fuerte apoyo al cumplimiento
del consumo mínimo energético/proteico de 2 300 Kcal y 62 g de proteína per cápita, respectivamente, de la cual
el 25% debe ser de origen animal.
En Cuba se desarrollan 27 subprogramas, entre los cuales en la crianza animal se integran la producción
avícola, la cunícola, la de ovinos y caprinos, la porcicultura, así como el Subprograma de Alimento Animal y el
de Ciencia, Tecnología y Enseñanza del Programa Nacional Urbano, íntimamente relacionados.
Se ha considerado (ETC Foundation, citada por Siau y Yurjevic, 2001)) que dentro de los desafíos técnicos inmediatos, a los cuales pueden ayudar las universidades, el gobierno y la comunidad, están los siguientes: estudiar políticas técnicas apropiadas para el incentivo de la agricultura urbana en sectores populares; buscar alternativas de producción en espacios reducidos en diferentes áreas climáticas; encontrar formas apropiadas de integración de la horticultura, la producción animal y la acuicultura en los casos que corresponda; incentivar prácticas de conservación de agua en espacios pequeños; realizar formas de reciclaje de desechos y compostaje; así como desarrollar métodos de extensión, proposición y capacitación en los aspectos técnicos, organizativos, sociales y de salud.
Sánchez (2000) consideró que para estimular el desarrollo de la crianza animal en esas áreas es necesario diseñar políticas de planeación urbana, con un enfoque hacia la sustentabilidad y la participación ciudadana, para buscar estrategias que potencien las relaciones de beneficio entre las diferentes funciones con que se relaciona esta actividad.
Por todas estas razones, el objetivo del presente trabajo fue caracterizar los subprogramas de la agricultura urbana relacionados con la producción animal (especies menores) a través del desarrollo tecnológico, económico, social y ambiental en sitios o patios de pequeños productores en el municipio de Florencia.
MATERIALES Y MÉTODOS
El trabajo diagnóstico se desarrolló teniendo en cuenta los resultados alcanzados por los productores vinculados a la Granja Urbana de ese lugar, y de forma particular en los consejos populares de Florencia y Tamarindo, así como en la circunscripción independiente de Las Cuevas. Para su realización se contó con el apoyo de los representantes de los consejos populares y fueron visitados 32 patios con 38 productores, donde se evidenció la crianza de aves, cerdos, ovinos, caprinos, conejos y otras especies, y se formularon 56 encuestas.
Los patios visitados representaron el 52% del total de los registrados en el territorio. Las encuestas se elaboraron siguiendo lo establecido por la guía-diagnóstico de AGRORED (MINAG, 1997), donde se insertaron posibles indicadores tecnológicos, económicos, ambientales y sociales para los patios o fincas, los cuales coinciden tambien con lo sugerido por Viera (1995) y Sanginés, Castillo, Díaz, Magaña, Garzán y Pérez-Gil (2001).
Los productores fueron tomados al azar, como muestra para el estudio específico, a partir de las referencias de los representantes de los consejos populares en que se trabajó, teniendo en cuenta los siguientes elementos: vinculación de los productores con la Dirección de la Granja Urbana; su potencialidad productiva; experiencias en el manejo y en el control sanitario; aplicación de la ciencia y la técnica; y empleo de recursos locales en la alimentación animal.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Las comunidades (tabla 1) se asientan en un área montañosa de 28 373,43 ha, donde el 46% de los pobladores residen en zonas urbanas. Los consejos populares seleccionados representan el 63,25% del total de habitantes del municipio y con relación a esta cifra se incluye la circunscripción independiente de Las Cuevas, que es atendida por el representante de Tamarindo.
En correspondencia con lo citado por Companioni et al. (2001), en el municipio de Florencia las granjas urbanas municipales agrupan todas las unidades productivas y desempeñan un papel de vital importancia en la ejecución del programa de extensión, no sólo al encargarse de la asesoría técnica de los productores, sino al ser el vínculo entre estos últimos y los centros de investigación, docencia y servicios, pues en la AU se requiere trabajar con el apoyo estrecho de los gobiernos locales, las instituciones no gubernamentales y los pobladores.
En este sentido, la producción agropecuaria en las zonas urbanas está en desventaja con relación a las rurales, pues en estas últimas resulta más sensible en cuanto al acceso a: tierra, agua, polución ambiental, desechos, mercado, crédito y asistencia técnica.
En esta región los subprogramas vinculados con la producción animal analizados en este trabajo fueron los siguientes: Avícola, Porcino, Cunícola, Ovino-Caprino, Alimento animal y Ciencia, tecnología y enseñanza del Programa Nacional Urbano.
Subprograma Avícola
Entre los subprogramas de producción animal, se demostró que en este municipio se mantiene la preferencia por la crianza de las aves, y como segunda opción las producciones porcina y cunícola. Entre los tipos de aves más comunes para la crianza, después de las gallinas se encuentran los pavos, los patos y los guineos. Además de ello, está establecido un programa de venta a la población de pollitos de un día y 21 días de nacidos (de razas semirústicas) que se cotizan a $0,50 y $3,00, respectivamente. Sin embargo, la actividad de introducción de estos animales se ha visto entorpecida por limitaciones en la transportación debido a la lejanía de esta región de los posibles suministradores (granja “Los Pinos” en Morón o productores de la vecina provincia de Sancti Spiritus). En ambos casos se comprobó que como medida zoonótica, se realiza la previa vacunación de todas las aves que se comercializan.
En el bienio que se analiza (2001-2002) la producción de huevos fue muy similar para ambos años; sin embargo, la producción de carne nunca pudo alcanzar lo inicialmente concebido (Granja Urbana, 2003). A pesar de las cifras logradas y su contribución a la seguridad alimentaria como complemento de la cuota social, existió una diferencia negativa con relación a las producciones (huevos y carne) en el año 2002 con relación al 2001, lo cual pudo deberse a dificultades con las ventas e introducción de animales semirústicos, disponibilidad de alimentos, mayor disponibilidad y oferta estatal de huevos, así como desmotivación de algunos productores, fundamentalmente. La contribución proteica garantizada por los productores con la crianza de esa especie a nivel de traspatio fue de un 15,5 y 6,9%, respectivamente, con relación a las necesidades de consumo total de proteína animal para ese territorio, según lo indicado por Companioni et al. (2001). En este municipio el destino principal dado a la producción de huevos coincide con lo señalado por Rodríguez, Allaway, Wassink, Segura y Rivera (2001) en México, donde el consumo familiar fue lo principal.
Subprograma Porcino
Como se ha señalado reiteradamente, la producción de cerdos en mediana y pequeña escala es una opción que, manejada eficientemente, puede contribuir de manera importante al incremento del consumo alimentario de carne y grasa en la población. Al cierre de marzo del 2001, de un plan de 12 centros de cubrición en el territorio de Florencia existían 25, para un 265% de cumplimiento. En cuanto a la producción de carne, ascendió a unos 48 210 kg de un plan de 42 000 y se sobrecumplió en un 14% lo inicialmente planificado. Esa especie generó un aporte para la etapa del 4,5% de las necesidades proteicas anuales de la población del territorio.
En el año 2002 se previeron un total de 12 centros de cubrición y se reportaron 14, para un 120% de cumplimiento, lo cual indica cuán beneficiosa ha sido la explotación del cerdo para los productores porcinos o las familias en general. No obstante, ese valor resultó bastante inferior a lo logrado en el año anterior, ya que los productores reconocieron que un número excesivo de estos centros subutilizan las potencialidades reales de sus sementales.
Con relación a la producción de carne en ese período, de un plan dirigido a 90 t se lograron 93,3 t, por lo que se mantuvo el sobrecumplimiento de esa producción, que fue potencialmente el 8,8% de los requerimientos totales anuales de PB para la población existente.
En este municipio están establecidos también los contratos de producción entre los productores y la empresa porcina, donde se mantiene la condición de entrega o venta de los animales de preceba en pie a precios módicos ($5,25 kg), con aproximadamente un peso promedio de 15-20 kg/animal, así como la venta (en cantidad y calidad variable) de una parte de los alimentos que se utilizó durante la ceba (pienso B y miel C); mientras que los productores gestionan por cuenta propia el resto de los componentes para lograr la entrega de animales con un mínimo de 77 kg de peso promedio, ya que en este sistema el período total entre preceba y ceba es de cinco meses. En la producción estatal se establece el término de la ceba con un promedio de 80-90 kg por animal; en este municipio varios productores lograron cebar sus animales con más de 90 kg.
Subprograma Cunícola
En este subprograma la Granja Urbana en el 2001 reportó unos 28 productores asociados que poseían un total de 910 cabezas, de ellas 568 reproductoras; ello resultó en 180 animales totales y 67 reproductoras, respectivamente, por encima de la cifra planificada para el 2000, lo que evidenció un crecimiento de esta especie.
En la producción de carne de un plan de 2 000 kg se lograron 2 180 para un 109%, lo cual en principio se correspondió con el crecimiento de esa masa referido anteriormente y demostró cuánto puede aportar esa especie a la satisfacción alimentaria familiar cubana. También se evidenció el apoyo de la Granja Urbana a los productores con las ventas de jaulas y alimentos, así como la impartición de seminarios de capacitación, que sin dudas generó cambios positivos y sustanciales en la producción cunícola con un mejor desenvolvimiento de los productores. En este período los conejos contribuyeron con un 0,22% a la satisfacción de los requerimientos totales anuales de PB para la población reportada en el territorio.
Al cierre del 2002 se reportaron unas 600 reproductoras (32 reproductoras más) y la producción de 1 100 kg de carne de un plan de 700 kg; esta producción, al compararla con el período anterior, disminuyó en 1 080 kg, lo cual pudo deberse a la existencia de animales menos eficientes en los rebaños cunícolas (por una inadecuada selección de los reproductores tanto hembras como machos), a las deficiencias en el suministro y abastecimiento de alimentos, al mal manejo en la explotación, así como a la desmotivación para continuar con esa crianza. Para ese año el aporte proteico se redujo a la mitad de lo obtenido en el período que precede, por lo que no fue estable el crecimiento en aporte de PB por esa vía.
Subprograma Ovino-Caprino
El desarrollo de ambas especies puede observarse en la tabla 2; hay establecido un programa de intercambio de sementales entre los propios productores, tanto para el mejoramiento de la masa como para la reducción potencial de la consanguinidad del rebaño en ambas especies.
Con relación a la producción de leche de cabra, de un plan de 1 620 L se produjeron 1 680 (103,7%). Sin
embargo, con relación a la producción de carne, aunque se sobrecumplen en ambas etapas los planes
propuestos, de un año a otro se observó un decrecimiento notable (aunque el número de reproductoras en la
segunda etapa fue mucho mayor); este aspecto incidió negativamente en el territorio y presume una
subvaloración y subutilización de ambas especies que tradicionalmente se han desarrollado en este lugar donde
predomina la topografía de montaña. No obstante, estas producciones aportaron un 0,24 y 0,20% para el primer
año y el segundo, respectivamente, de los requerimientos proteicos anuales para la población total del territorio.
El destino de la producción de leche de cabra en Florencia coincidió con lo encontrado en otros municipios avileños y cubanos, donde más del 50% es para niños con intolerancia a otras leches y adultos de la tercera edad; esta tiene, por lo tanto, un propósito fundamentalmente médico y dietético, y se comercializa en la propia comunidad.
Al analizar la contribución realizada por todas estas especies animales en el bienio estudiado al municipio Florencia, se observó que independientemente de los resultados por subprogramas, en ambos períodos analizados se obtuvo un porcentaje similar en la contribución a la satisfacción de las necesidades de proteína de origen animal en un 18% y más de 1 kg per cápita de PB para cada año (tabla 3); lo anterior corrobora la factibilidad de la crianza animal de traspatio como posible contribución a la seguridad alimentaria y su potencial ahorro para la distribución estatal.
Subprograma Alimento Animal
Como se reconoce, el auge de la crianza de animales no puede sustentarse sólo con el uso de residuos para la alimentación, por lo que para obtener la máxima producción de proteína animal por unidad de área, fue preciso organizar un subprograma que contemplara, además del uso de los residuos de las viviendas y de los restos de otras cosechas, la producción de alimentos en dependencia del tipo y número de animales, sobre la base de la producción fundamentalmente de granos, tubérculos, raíces y caña de azúcar (Companioni et al., 2001).
En el municipio de Florencia, en el 2001 se contaba con 46,97 hectáreas (3,5 caballerías) de pasto Pennisetum purpureum (king grass) variedad CT-115 para dedicarla sólo al pastoreo de vacunos, aunque también se sembró maíz para la alimentación animal en rotación con el tabaco, cultivo que constituye uno de los principales renglones de ese territorio. Excepto estos dos alimentos mencionados, no se había sembrado ningún otro cultivo con este objetivo. Sin embargo, se comprobó, como algo característico de esta zona, el abundante uso de los frutos de las palmas (palmiche), empleado en forma natural y/o molido, fundamentalmente para los cerdos. Si bien el molido potencia la eficiencia, ese producto (rico en grasas) se oxida y enrancia con facilidad, lo que conspira contra su consumo voluntario y la conversión alimentaria potencial, por lo que se recomendó almacenarlo en su forma original, sólo moliéndolo cuando estuviese próximo su uso.
Además de lo anterior, esa región cuenta con 16 molinos de maíz y de arroz, lugares donde se fabrican los piensos criollos. Las materias primas obtenidas o compradas por los propios criadores fueron: yuca, boniato, arroz (mezcla de paja y polvo), soya y sorgo (en granos). Las raíces o tubérculos se someten al secado al sol y la soya se tuesta antes de ser molida para mezclar en los piensos, lo cual demuestra la cultura que se ha ido alcanzando en la preparación de alimentos, cuestión susceptible a continuar profundizando para lograr productos más completos en su dosificación según la especie y la categoría animal.
Con relación al establecimiento de áreas para la producción de alimento animal, al cierre del 2002 se reportaron por la Dirección de la Granja Urbana, 87,23 ha del pasto CT-115. Se mantuvo como uno de los alimentos locales de amplio uso el palmiche, se trabajó en el aumento del establecimiento de siembras de maíz en rotación (maíz/tabaco) y se mantuvieron activos los 16 molinos de arroz y maíz con que cuenta el territorio.
En esta etapa se establecieron 30,9 ha de sorgo con vistas a proporcionar materia prima para la alimentación de los cerdos y las aves. Además de lo anterior, se progresó en la introducción de áreas de siembra de Morus alba (morera), para lo cual en la etapa se establecieron contratos con la Estación Experimental de Pastos y Forrajes de Sancti Spiritus, para el traslado de estacas al área de semillas, que serían destinadas preferentemente a la producción de las especies cunícola y caprina.
CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Recibido el 9 de julio del 2005
SAceptado el 20 de diciembre del 2005