ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Evaluación de genotipos mejorados de Panicum maximum en condiciones de pastoreo simulado y sombra

 

 

 

R. Machado y Yuseika Olivera
Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey". Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba
E-mail: rmachado@indio.atenas.inf.cu

 

 

 


RESUMEN

Un total de 20 genotipos de Panicum maximum, producto de la introducción y la mejora genética, fueron sometidos a pastoreo simulado en condiciones de sombra y ausencia de riego y fertilización, con el fin de seleccionar los más sobresalientes en términos de varios indicadores medidos y/o estimados en el pasto. Para ello se utilizó un diseño de bloques al azar con tres repeticiones y análisis de clasificación automática. La disponibilidad detectada fue aceptable en estas condiciones (superior a las 2,0 t MS/ha/rotación), así como la composición química del pasto; mientras que el grado de utilización estuvo influenciado por la estructura de los genotipos y los peores valores se observaron en los tipos gigantes de hoja ancha. El porcentaje de malezas se redujo con las rotaciones, lo que estuvo relacionado con la sombra y la especie utilizada, aunque la SIH-127 mostró los mayores porcentajes y el mayor grado de depauperación, asociado con su alto consumo. CIH-25 presentó un comportamiento similar, pero resultó mejor que la anterior. En el primer año se formaron ocho clases; los mejores tratamientos fueron K-193, T-62, SN-27, K-249, K-213 y T-92 y la disponibilidad tuvo el mayor peso. En el segundo año se formaron 10 clases y sobresalieron K-183, K-237, CTIH-5, CTIH-6 y T-62. Se concluye que fue posible determinar genotipos con un comportamiento adecuado, entre los que se perfilan K-183, K-237, CTIH-5, CTIH-6 y CIH-25 como alternativas para futuras evaluaciones en sistemas de producción en los que se utilicen arbóreas en condiciones de secano y sin fertilización. Se recomienda continuar este tipo de trabajo con genotipos producto de la mejora genética, en condiciones de sombra y de sol, e incluir los genotipos T-62, T-92, K-193, SN-27, K-249 y K-213 en futuros experimentos donde los tipos gigantes se evalúen independientemente de los tipos medianos, previa caracterización.

Palabras clave: P. maximum, selección .


ABSTRACT

A total of 20 Panicum maximum genotypes, resulting from introduction and genetic improvement, were subject to simulated grazing under shade conditions without irrigation and fertilization, with the objective of selecting the most outstanding ones in terms of several indicators measured and/or estimated in the pasture. For that, a randomized block design with three repetitions and automatic classification analysis was used. The availability detected was acceptable under these conditions (higher than 2,0 t DM/ha/rotation), as well as the chemical composition of the pasture; while the degree of utilization was influenced by genotype structure and the worst values were observed in the wide-leaf giant types. Weed percentage was reduced with the rotations, which was related to shade and the species used, although SIH-127 showed the highest percentages and the highest degradation rate, associated to a high intake. CIH-25 showed a similar performance, but it resulted to be better than the previous one. In the first year, eight classes were formed; the best treatments were: K-193, T-62, SN-27, K-249, K-213 and T-92 and availability had the highest bearing. In the second year, 10 classes were formed and K-183, K-237, CTIH-5, CTIH-6 and T-62 stood out. It was possible to determine genotypes with a suitable performance, among which K-183, K-237, CTIH-5, CTIH-6 and CIH-25 appear as alternatives for future evaluations in production systems in which trees are used with neither irrigation nor fertilization. To continue this type of work is recommended with genotypes resulting from genetic improvement, under shade and sunlight conditions, and to include genotypes T-62, T-92, K-193, SN-27, K-249 and K-213 in future trials where the giant types are evaluated independently from the medium ones, with previous characterization.

Key words: Panicum maximum, selection .


 

 

INTRODUCCIÓN

Los primeros trabajos de mejora de la hierba de guinea (Panicum maximum Jacq.) en la EEPF "Indio Hatuey" tuvieron su origen en los últimos años de la década del 70 y con posterioridad se convirtieron en un fuerte programa en las décadas del 80 y del 90, hasta 1997.

En este programa se desarrollaron, entre otros, importantes trabajos relacionados con la variabilidad de esta especie (Sidak y Seguí, 1978; Dudar, Sidak y Seguí, 1980); la selección y evaluación de plantas en diferentes zonas (Seguí , Blanco, Machado y Fernández, 1994); la obtención de híbridos (Machado, Roche, Tamayo y Seguí, 1988; Seguí, Mendoza y Machado, 1995); así como la mejora a través de las técnicas de cultivo in vitro (Saura, Martínez, Prieto y Santana, 1987; Lajonchere, Mesa, Prieto y Toral, 1993; Lajonchere y Mesa, 1997).

Sin embargo, todas las evaluaciones en fase de campo, particularmente aquellas en las que se compararon entre sí los genotipos obtenidos y/o seleccionados inicialmente, se realizaron en condiciones de corte con el fin de determinar la potencialidad de la especie en términos de producción de MS, calidad y respuesta al ambiente. Por esta razón, se considera que resulta imprescindible la evaluación, en condiciones de pastoreo, del material más promisorio seleccionado a través de este programa, ya que esta especie debe ser utilizada preferentemente en dichas condiciones. De ahí que el objetivo de este trabajo fue la evaluación de genotipos mejorados en condiciones de pastoreo simulado bajo sombra.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Suelo y clima. El experimento se desarrolló en un suelo Ferralítico Rojo lixiviado del subtipo nodular ferruginoso (Hernández y col., 1999), que se caracteriza por poseer un pH moderadamente ácido, medianamente abastecido de nitrógeno y materia orgánica, niveles bajos de fósforo asimilable, el calcio como elemento predominante entre los cationes cambiables y una capacidad de intercambio catiónico considerada de moderada a baja (tabla 1).

En la tabla 2 se indican los valores de algunos indicadores del clima durante el período experimental. Como se aprecia, el volumen de precipitaciones en el primer año fue superior al del segundo año, pero estuvo mejor equilibrado en este último. Los indicadores de temperatura y humedad relativa alcanzaron valores medios estacionales muy similares en ambos años y fueron representativos para las condiciones de Cuba.


Diseño experimental y tratamientos. Se empleó un diseño de bloques al azar modificado, con tres repeticiones y parcelas de 5,0 x 4,0 m, separadas por calles de 1,5 m. Los genotipos evaluados fueron: K-183, K-193, K-249, K-188, K-130, K-213, K-237, T-62, T-92 y T-112 (procedentes de una colección africana); SN-25, SN-27, G-26 y los somaclones obtenidos por cultivo de tejido en la EEPF "Indio Hatuey" CTIH-5, CTIH-6, CTIH-8, CTIH-10 y CTIH-9, así como el cruzamiento CIH-25 y la variedad comercial SIH-127, que se utilizó como testigo. En la tabla 3 se indican algunos rasgos morfológicos que caracterizan a estos tratamientos, así como su procedencia o fuente.

Procedimiento. Los tratamientos se plantaron en el año 1997 en condiciones de sombra propiciada por Leucaena leucocephala cv. Cunningham. Para ello se utilizaron secciones de macollas con 8 a 10 vástagos, de 15,0 a 20,0 cm de longitud. Durante el período experimental (septiembre de 1998 a septiembre del 2000) se realizaron un total de 15 rotaciones y no se utilizó riego ni fertilización.

Para el manejo se utilizó un sistema de pastoreo rotacional simulado, en el que los animales (de 250 a 370 kg de peso vivo) rotaron con tiempos medios de descanso de 28 días en la época lluviosa y 90 días en la poco lluviosa (seca). Los tiempos de estancia fueron de 2,5 a 3 días en lluvia y 1,5 días en seca, y la intensidad de pastoreo fue de 110,0 UGM/ha/día y 70,0 UGM/ha/día para estas épocas, respectivamente (la que se puede considerar media). La carga global estimada, de acuerdo con el ciclo de rotación, fue de 3,4 UGM/ha en lluvia y 1,5 UGM/ha en seca.
Mediciones. En cada rotación se midió la disponibilidad media (D) y el residuo, y se calculó el grado de utilización (U), mediante la variante práctica del disco propuesta por Martínez, Milera, Remy y Yepes (1991). Se determinó la velocidad de crecimiento a través de la altura del pasto (Vc); el porcentaje de hojas (Ho); el porcentaje de vástagos vivos (Vv) y se estimó el grado de afectación en el primer año por la sequía (As); los daños causados por plagas en lluvia (Pll) y en seca (Ps); la presencia de clorosis (Cll y Cs); así como el vigor de la planta (Vll y Vs) y los síntomas causados por enfermedades (Ell y Es). En el segundo año también se midió la altura después del pastoreo (Altd) y se estimó la composición botánica a través de un marco de 1 m2 que se lanzó una vez por parcela. En el Anexo 1 se indican las escalas utilizadas para estas últimas.

Análisis estadístico. Para agrupar los tratamientos, en función de los valores medidos o estimados, se aplicó un análisis de clasificación automática (Cluster analysis). Previamente se estandarizaron dichos valores, de forma tal que todos tuvieran el mismo peso en la formación de cada una de las clases o grupos.

 

RESULTADOS

En la tabla 4 se muestra la distribución jerárquica de los tratamientos en correspondencia con las clases formadas durante el primer año, así como sus características generales en función de la descripción realizada en la tabla 3.

En la tabla 5 se aprecia el valor porcentual de la contribución de cada una de las variables a la formación de las clases. Si se parte del hecho de que estos valores definen el comportamiento general de los tratamientos en las diferentes clases, en sentido positivo o negativo, se comprueba que las mejores fueron la 5, la 3 y la 8.

Los genotipos que formaron estas clases fueron los tipos gigantes de hoja ancha K-193 y T-62, el T-92, así como los tipos medianos a gigantes SN-27, K-249 y K-213. Estos se caracterizaron por su elevada disponibilidad por rotación (superior a 3,2 t de MS/ha, anexo 2), muy baja afectación por la sequía y un alto vigor (excepto la K-213, con bajo vigor en seca). Sin embargo, fueron los genotipos que mostraron un menor porcentaje de utilización por parte de los animales, bajo porcentaje de hojas y elevado índice de clorosis, particularmente los de la clase 3.
La clase 4 (SIH-127 y CIH-25), con 48,0% de contribución positiva, mostró una menor disponibilidad que las anteriores (2,08 y 2,31 t de MS/rotación), menor cantidad de vástagos vivos, cierta afectación por sequía y vigor medio. Sin embargo, mantuvo el mayor grado de utilización entre todos los tratamientos y una menor afectación por enfermedades en la época de seca, y no mostró tendencia a la manifestación de clorosis.

Los genotipos de la clase 1 mantuvieron una disponibilidad media por rotación (2,67-3,42 t de MS) y baja velocidad de crecimiento (similar a la del genotipo gigante de hoja estrecha K-130, clase 7), pero a la vez fueron los más afectados por enfermedades fungosas durante todo el año y mostraron bajo vigor estacional. No obstante, K-237 y T-112 presentaron un alto índice de utilización (60,0-63,4%, anexo 2).

K-130 (clase 7) fue muy perjudicado por las plagas durante la época de lluvia y mostró altos síntomas de clorosis en ambas épocas; K-188 (clase 6) se distinguió por presentar una baja proporción de hojas con relación a los restantes (55,0%) y una baja utilización relativa (43,0%). El peor comportamiento se detectó en el G-26 (clase 2), genotipo que aun cuando mostró buena utilización por parte de los animales, lo hizo en menor escala que el testigo (SIH-127), y además registró severas afectaciones por la sequía, enfermedades fungosas en ambas estaciones y el peor vigor en términos generales.

En la tabla 6 se muestra la distribución de los tratamientos acorde con las clases formadas durante el segundo año de explotación, así como sus características generales.

Las mejores clases en el segundo año (tabla 7) fueron la 1 y la 7. La clase 1 estuvo formada por los tipos gigantes de hoja ancha K-183 y K-237, así como por los tipos medianos de hoja estrecha CTIH-5 y CTIH-6. Estos se caracterizaron por su aceptable disponibilidad (x = 2,47 t de MS/ha, anexo 3), buena utilización (aunque inferior a la alcanzada por CIH-25, clase 5), poca afectación por enfermedades en la seca, alta hojosidad y, de forma particular, por su poca afectación por clorosis y aceptable vigor en la época de seca. La clase 7 (T-62) mostró mayor disponibilidad y mayor vigor en ambas estaciones que las dos anteriores, pero este genotipo fue menos hojoso, menos consumido y más afectado por las plagas, las enfermedades y la clorosis.

CIH-25 (que formó un grupo intermedio, clase 5), aunque mostró un menor porcentaje de vástagos vivos en ese año, disponibilidad media y un mayor grado de incidencia de enfermedades (5,4% en seca), fue el genotipo con menor grado de clorosis y mejor utilizado (78,2%).

La menor disponibilidad, el menor vigor en lluvia y uno de los más elevados grados de clorosis en esta última época (junto con SN-25, clase 8) se detectaron en SIH-127, aun cuando mostró una utilización aceptable. SN-25 (clase 8) mostró la menor proporción de vástagos vivos y el más alto grado de clorosis en lluvia, así como un bajo vigor en ambas épocas durante ese año, además de ser uno de los menos utilizados (junto con el K-249, clase 9).

Los tipos menos utilizados (y con mayor altura después del pastoreo) fueron los gigantes SN-27, K-193, K-130 y T-92, los tipos medianos K-213, CTIH-8 y CTIH-9, y el tipo mediano a pequeño T-112 (clase 3 ); mientras que K-249 (clase 9) mostró disponibilidad media y baja utilización por parte de los animales, alto grado de clorosis (sobre todo en la época de seca ) y bajo vigor, y en CTIH-10 (clase 10) se halló mayor afectación por plagas (aunque el índice fue bajo en seca, anexo 3), la menor hojosidad (junto con CIH-25) y bajo vigor en seca.

El peor comportamiento se detectó en los genotipos G-26 (clase 2) y en el K-188 (clase 6 ). El primero, aunque mostró un grado de utilización relativamente aceptable, registró serias afectaciones por enfermedades fungosas (lluvia) y el peor vigor en ambas épocas; mientras que el K-188, fue uno de los tratamientos con peor porcentaje de hojas y de vástagos vivos (junto con SN-25, clase 8), relativamente poco utilizado y el que presentó mayores afectaciones por plagas en ambas estaciones del año, aún cuando el índice de daños estuvo por debajo del 6,0% en la época de seca.

Como se aprecia (tabla 8), el porcentaje de malezas tendió a disminuir para todos los tratamientos, independientemente del porte, excepto en CTIH-10 y el T-92, aunque en este último caso la media alcanzada estuvo por debajo de la media poblacional. SIH-127, CIH-25 y CTIH-10, de porte mediano; mostraron un mayor porcentaje de malezas en relación con la media poblacional y la media para los tipos medianos en la rotación 15; mientras que en todos los tipos gigantes se observaron porcentajes por debajo de la media poblacional y solo por encima de la media (para este tipo) en el caso de K-130, K-188 y K-237, aun cuando estuvo por debajo del 13%. Para este indicador la media poblacional de los tipos gigantes siempre permaneció por debajo de la detectada en los tipos medianos, desde la rotación 4 hasta la rotación 15.

Solo tres tratamientos del tipo gigante mostraron fuertes incrementos de la población (al final del período evaluativo) por encima de la media poblacional: K-130, K-237 y T-92; mientras que en los tratamientos de tipo mediano se observaron incrementos en CTIH-8, SN-25, CTIH-10 y K-213, en orden jerárquico descendente.

La disminución porcentual de la población fue marcada en SIH-127 y K-188 y, en menor cuantía, en T-112, la cual en todos los casos estuvo por encima de la media poblacional y la media del tipo correspondiente.

En la tabla 9 se muestra la composición química de los tratamientos evaluados. Es importante destacar los adecuados contenidos de FB, PB y Ca de los genotipos, así como los bajos niveles de P en términos generales.

 

DISCUSIÓN

Está demostrado que en las especies y variedades pratenses de la familia de las gramíneas, los factores relacionados con el ambiente, incluido el manejo, son los que más afectan su comportamiento general y, además, pueden ser causantes de la expresión de una marcada variabilidad fenotípica, sobre todo cuando el pool varietal específico es morfológicamente heterogéneo y se somete a un manejo común, ya que con ello se puede afectar el comportamiento individual de los tipos evaluados (Monzote, Funez y Díaz, 1979).

De acuerdo con esta premisa, es indudable que las condiciones de sombra, la no utilización de riego y el manejo del pasto con cargas globales e instantáneas medias, sobre un conjunto morfológicamente bien diferente (tabla 3), fueron los factores más acuciantes en este sentido, considerando que el estatus químico del suelo (tabla 1) y del clima (tabla 2) fueron aceptablemente propicios para el buen desarrollo de las plantas.

De esta forma, si se parte del hecho de que la especie P. maximum ha demostrado en las condiciones de Cuba una sobresaliente capacidad de adaptación a la sombra (Pentón, 2000) y que puede producir adecuados rendimientos con bajos insumos (Seguí, Blanco y Machado, 1998), es posible inferir que el patrón de respuesta general en estas condiciones no estuvo limitado; ello presupone la posibilidad de selección sobre la base de la diferenciación existente entre los genotipos en términos de los indicadores establecidos en función de su expresión cualitativa y cuantitativa, lo que constituye un aspecto de relevancia positiva para estas condiciones en los momentos actuales.

Así, desde el primer año de evaluación y mediante análisis de conglomerados fue posible detectar una alta diferenciación en la población estudiada, la que fue marcadamente contrastante entre los tipos gigantes y medianos de hoja ancha, los tipos gigantes de hoja estrecha y los tipos medianos de hoja estrecha. Los dos primeros grupos, en general, estuvieron formados por los genotipos que alcanzaron mayor disponibilidad (indicador que tuvo el mayor peso) y baja afectación por la sequía y enfermedades (aunque se observaron altas manifestaciones de clorosis), pero a la vez mostraron un porcentaje bajo de utilización, relacionado precisamente con esa estructura, la cual se caracterizó en estos tratamientos por un follaje basto, con hojas coreáceas y tallos gruesos; ello pudo influir negativamente en el grado de preferencia que tuvieron por parte de los animales, en comparación con los tipos medianos de hoja estrecha, que fueron, en términos generales, los más utilizados (tabla 5).

Esto fue muy evidente en los genotipos K-193 y T-62, con lo que se corroboran, para este último, los resultados hallados por Seguí y Mendoza (1999), en los que este tratamiento mantuvo una mejor respuesta en términos de producción de biomasa debido a su altura, hojosidad y vigor en condiciones de suelo de peor fertilidad.
Este comportamiento general en cuanto al grado de utilización de los diferentes tipos, se confirmó convincentemente en el segundo año de explotación (tabla 7).

Los genotipos K-183 y K-237 (gigante de hoja ancha), aunque tuvieron una disponibilidad media y fueron muy afectados por enfermedades (aspecto que se mejoró en la seca del segundo año en la mayoría de los tratamientos), alcanzaron un grado de utilización relativamente alto en ambos años, con un incremento de la población en el segundo año (tabla 8) a diferencia de los anteriores, lo que confirmó, para el K-237, el patrón observado por Seguí, Machado y Blanco (1990), ya que este genotipo introducido presentó los mayores valores de accesibilidad, hojosidad y vigor.

Tal hallazgo demuestra que, contrariamente a lo que plantean estos autores al afirmar que «solo se debe evaluar a los tipos gigantes para producir forraje», algunos de éstos también pueden manifestar un buen comportamiento en pastoreo, si desde las primeras etapas se utiliza este sistema con cargas globales e instantáneas medias (e incluso altas), en el que los animales estén más presionados a seleccionarlos, particularmente cuando posean (como en este caso) un alto volumen de hojas más suaves y de buena accesibilidad, aspectos que deben quedar previamente esclarecidos en el proceso de caracterización.

Incluso, fue muy alentador observar que el CTIH-5 y el CTIH-6, seleccionados anteriormente en experimentos con corte (Machado y Seguí, 1997), mejoraran su comportamiento en el segundo año y mantuvieran en este una mejor disponibilidad de biomasa, un grado de utilización mayor, un grado de clorosis menor y aceptable vigor, comparado con el primer año, lo cual es un elemento que debe tomarse en cuenta en el momento de la selección. Este aspecto fue señalado por Seguí, Machado y Martínez (1984), quienes plantearon la necesidad de evaluar y seleccionar durante el segundo año de explotación.

Sin embargo, ello no ocurrió así con los tratamientos SN-25, T112, CTIH-8, CTIH-10, CTIH-9, G-26, K-188 y K130, los cuales no mejoraron la expresión cuantitativa de la mayoría de los indicadores durante el segundo año, en el que fue mejor la distribución de las lluvias, y mantuvieron un comportamiento mediocre, similar al del primer año.

Otros tratamientos en los que se observó una marcada depresión en su comportamiento durante el segundo año, fueron el SN-27, el K-249, el K-213, el K-193 y el T-92, aunque este último mantuvo una buena disponibilidad, alta proporción de vástagos vivos, poca afectación por agentes estresamtes y alto vigor, por cuanto sería preferible evaluarlo, junto con el T-62, con cargas más elevadas y mejorarles las condiciones de explotación con el fin de incrementar el grado de utilización y disminuir la alta intensidad en términos de clorosis.

De acuerdo con la revisión efectuada sobre el comportamiento de SIH-127, tratamiento utilizado como testigo, se pudo comprobar la existencia de un elevado grado de contraste en la información, originada por la diversidad de condiciones, sistemas y métodos empleados para su evaluación.

Así, en esta variedad comercial se encontraron resultados de relevancia positiva en cuanto a su calidad, disponibilidad, persistencia y composición del pastizal (Gerardo, Rodríguez y Solano, 1982; Lamela y Pereira, 1992); mientras que en otros trabajos, algunos de estos indicadores, particularmente el último, se comportaron de forma inversa (Gerardo y Oliva, 1982; Machado, 1983).

En el presente trabajo esta variedad mostró un elevado porcentaje de utilización desde el primer año, relacionado quizás con su demostrada calidad y aceptabilidad por parte de los animales (Lamela y Pereira, 1992), pero fue afectada por la sequía y manifestó una fuerte reducción en la proporción de vástagos vivos y en el vigor; mientras que en el segundo año redujo la disponibilidad y mantuvo un bajo porcentaje de vástagos vivos y afectaciones por clorosis, pero continuó manteniendo una aceptable utilización. Quizás motivado por este comportamiento se produjo la acentuada depauperación de sus macollas, con lo que se elevó la proporción de vástagos muertos y la inevitable disminución de su población inicial e invasión por parte de las malezas (tabla 8). Un patrón similar al de la SIH-127 se detectó en el CIH-25 (también del tipo mediano de hoja estrecha), particularmente en el segundo año durante el que fue muy utilizado, aunque en este genotipo, producto del cruzamiento, la disminución de la población, la invasión por malezas y los daños por enfermedades fueron mucho menores, por lo que superó a la SIH-127.

En estos indicadores de la vegetación (tabla 8) fue muy interesante constatar la disminución del porcentaje de malezas en todos los tratamientos, sobre todo en los tipos gigantes, lo que reafirma a P. maximum como una de las especies que pueden contrarrestar eficazmente a los tipos adventicios y que ello se puede producir con gran eficacia, cuando los genotipos de esta especie se encuentran bajo la sombra de un dosel arbóreo (Pentón, 2000).

Además del efecto beneficioso de la sombra desde el punto de vista de la vegetación, también fue posible constatar un efecto positivo de este factor en cuanto a la calidad del pasto, ya que todos los genotipos mostraron una composición química adecuada (excepto en el contenido de P), particularmente en los tenores de PB (tabla 9), los cuales se corresponden prácticamente con los obtenidos cuando algunas variedades de estas especies se fertilizaron con niveles de 150 hasta 300 kg de N/ha/año, de acuerdo con los resultados de Pereira, Lamela y Ripoll (1990).
Es importante destacar que, en general, la disponibilidad media alcanzada por los tratamientos fue aceptable para estas condiciones de explotación y se corresponde con los valores medios observados por Sánchez, Lamela y López (2003) al manejar una asociación de L. leucocephala y P. maximum en condiciones de secano, lo que pudo estar relacionado con el alto volumen de vástagos vivos y buen vigor de las plantas, independientemente de su porte, aun cuando existieron algunas excepciones; mientras que el grado de utilización estuvo afectado por la estructura, factor que puede tener una mayor influencia en el consumo que el propio valor nutritivo del pasto en la especie estudiada (Euclides, Thiago, Macedo y Oliveira, 1999).

También fue interesante la respuesta de los tratamientos con relación a las plagas, la que se manifestó con una relativamente alta intensidad hasta la lluvia del segundo año, período en el que fue mayor. No obstante, este indicador no parece haber influido decididamente en el consumo, el cual se mantuvo entre los rangos aceptables para las especies de las gramíneas e incluso por encima para algunos tratamientos.
Los resultados permiten concluir que fue posible determinar genotipos con un comportamiento adecuado en condiciones de pastoreo, con cargas globales e instantáneas moderadas bajo la sombra de una especie arbórea, en etapas tempranas del proceso de selección. Tal es el caso de los genotipos K­-183, K-237, CTIH-5, CTIH-6 y CIH-25, por lo que se recomienda evaluarlos casuísticamente en sistemas de producción en los que se utilicen arbóreas en condiciones de secano y sin fertilización; así como continuar la evaluación de otros genotipos, obtenidos por diferentes vías, bajo condiciones similares a las utilizadas, e incluso con un duplicado en condiciones de sol, al constituir el pastoreo directo la vía más eficaz para este tipo de especie.

También se recomienda incluir los genotipos T-62, T-92, K-193, SN-27, K-249 y K-213 en futuros experimentos donde los tipos gigantes de hoja ancha se evalúen independientemente de los tipos medianos, previo resultado de la caracterización, utilizando para ello cargas más elevadas y mejora de las condiciones a través de algún fertilizante orgánico.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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23. Seguí, Esperanza; Mendoza, F. & Machado, Hilda. Nuevos híbridos de Panicum maximum con altos rendimientos de MS y elevada calidad. Pastos y Forrajes.18:29.1995

24. Sidak, V. & Seguí, Esperanza . La variabilidad en Panicum maximum Jacq. y algunos resultados de la selección. Pastos y Forrajes. 1:61 .1978

 

 

 

Recibido el 6 de noviembre del 2003
Aceptado el 15 de marzo del 2004