ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Producción de pequeños rumiantes a base de pastoreo intensivo en las Antillas: una reseña. 2. Limites del sistema y problemática
Gisèle Alexandre,
H. Archimède, G. Aumont, Maryline Boval, M. Mahieu, E. Ortega y A. Xandé
INRA, Unité
de Recherches Zootechniques, Centre Antilles-Guyane 97170 Domaine Duclos Petit-Bourg,
Guadeloupe
INTRODUCCIÓN
La ganadería
de los animales domésticos a base de pastos es un modo de producción
muy conocido en las zonas tropicales (Humphreys, 1990). Este es el caso de los
pequeños rumiantes de las Antillas Francesas. Las cabras y ovinas criollas
lactantes de esta región tienen un potencial de producción elevado
(Alexandre, Mahieu y Aumont, 2001). Sin embargo, los forrajes tropicales explotados
intensivamente tienen un valor alimenticio medio (Aumont, Caudron, Saminadin
y Xandé, 1995) y no permiten obtener producciones altas de carne y leche,
por lo que la expresión del potencial zootécnico de estos genotipos
está en dependencia de los métodos de ganadería mejorados.
Con el fin de promover los sistemas de ganadería productivos y rentables,
pero adaptados a las condiciones tropicales, se han probado varias vías
de mejoramiento en pastoreo. Los experimentos efectuados tuvieron como objetivo
asegurar niveles de producción correctos sobre la base del pasto tropical,
el cual es de mediana calidad, y se probaron diferentes tipos de forrajes y
sistemas de pastoreo, así como distintas conductas del rebaño
de las madres, de los corderos y de los cabritos posdestete. Los costos de
la alimentación con concentrados son muy elevados dentro de las condiciones
de la ganadería de los pequeños productores de estas regiones.
Sin embargo, los sistemas de pastoreo intensivo, aunque interesantes, desde
el punto de vista de la productividad presentan todavía algunos obstáculos
y han demostrado numerosas limitantes que han engendrado nuevas interrogantess
científicas. Este documento presenta una síntesis de los principales
trabajos efectuados con pastos tropicales, sus limitaciones y el desarrollo
de una nueva problemática de investigación.
Manejo a traves del tipo de pasto
Asociación gramínealeguminosa. Según Aumont et al. (1995) los forrajes tropicales tienen un bajo contenido de nitrógeno (10 % PC) y energético (EM: 9 MJ/kg de MS). La asociación gramínea-leguminosa es interesante desde el punto de vista del valor alimenticio, como es el caso de Stylosanthes guianensis explotado bajo corte en la zona húmeda y en los suelos ácidos de Guadalupe (tabla 1) (Xandé, Despois, Nipau y Saminadin, 1989). Su rendimiento varió entre 2,4 y 4,0 t de MS/ha en la estación de sequía y de lluvia, respectivamente, y se usó con mucho éxito en estabulación con cabritos (Alexandre, Xandé, Despois, Fleury y Renard, 1989). También se estudió el reemplazo del alimento concentrado, distribuido ad libitum durante 2 meses pos destete, por una dieta constituida por Panicum maximum cv. Likoni A15 (36 %), concentrado (18 %) y S. guianensis (45 %) en cabritos criollos en engorde. Estos animales de ambos sexos fueron criados en estabulación en la zona húmeda de Guadalupe y tenían un peso vivo y una edad promedio al destete de 6,9 kg y 63 días, respectivamente. Los PV al final de la ceba (180 días) fueron de 18 kg para los machos y de 16 kg para las hembras. El reemplazo del concentrado en la dieta de ambos sexos (tabla 2) por una alta proporción de leguminosa (40-50 % de la MS ingerida) permitió un aumento significativo (P<0,001) de la GD de 46 % en los machos y de 42 % en las hembras.
A diferencia de
los ensayos realizados en estabulación, en los ensayos de pastoreo la
asociación de leguminosas y gramíneas ha fracasado. Alexandre
et al. (1989) estudiaron el comportamiento posdestete de cabritos criollos machos
(n=639) durante 3 años en una pradera de Digitaria decumbens sola
o en asociación (1/3 de la superficie) con Macroptilium atropurpureum.
Esta asociación tuvo en cuenta las características de la gramínea
(porte erecto) y las de la leguminosa (enredadera). No se observó un
mejora-miento de la GD con respecto a la gramínea sola (tabla
3). Las parcelas de pangolasiratro presentaron mayor invasión de
malas hierbas (Ciperáceas y Stachytarpheta jamaicensis) que las
de pangola: 18 vs 5 % de la biomasa presente. Estos problemas se explican
por un mal manejo agronómico de los pastos (estrategias de fertilización
y riego, mantenimiento de las parcelas, etc.). Además, la carga animal
debió
ser regulada según la estación y la naturaleza del forraje; el
empleo de una carga elevada, adaptada a la pangola y aplicada al siratro, ha
sido sin duda el origen de su baja perennidad (Partridge, 1979). Los pastos
de la asociación gramínealeguminosa son muy difíciles de
manejar, debido a la diferencia entre los dos tipos de forraje, a su corta durabilidad
y también a la mala adaptación de los animales en el pastoreo.
Otra gramínea.
Durante 4 años se realizó un experimento en La Martinica con ovinas
lactantes, donde se evaluó Cynodon nlemfuensis en sustitución
de Digitaria decumbens debido a los problemas fitopatológicos
que existen dentro de ciertas zonas húmedas. Los trabajos llevados a
cabo sobre pequeñas parcelas de corte con diferentes gramíneas (tabla 4) han demostrado la respuesta superior
de C. nlemfuensis, que parece bien adaptado y más productivo (Artus-Poliakoff,
Champanet y Gayalin, 1991). El comportamiento de la reproducción de las
ovinas no varió entre los dos tipos de forraje; sin embargo, la producción
de leche (PL) disminuyó (P<0,01) en 18 % y la mortalidad predestete
se triplicó (P<0,01) con C. nlemfuensis en relación
con D. decumbens). La razón de este comportamiento se debe a que C. nlemfuensis constituye una biomasa considerable, pero presenta una
alta proporción de tallos. Estas condiciones traen consigo una mala explotación
por los animales (número de golpes de dientes más pequeño
y tasa de rechazo más elevada que en D. decumbens) (tabla 5).
Por otra parte, el crecimiento de los corderos bajo la madre fue significativamente
más lento (P<0,01) sobre el pasto C. nlemfuensis, ya que la
GD de 30 a 70 días fue de 120 g/día; mientras que en D. decumbens fue de 137 g/día. El análisis estadístico muestra que después
de la corrección por la estación, el peso al nacimiento, la parición
y la producción de leche de la madre, queda un efecto desfavorable debido
a la naturaleza de C. nlemfuensis, lo que sugiere un mayor parasitismo.
La cobertura vegetal más alta de C. nlemfuensis es favorable al
desarrollo y/o a la sobrevivencia de los estronglios gastrointestinales en comparación
con D. decumbens (Aumont, Pouillot, Simon, Hostache, Barré y Varo,
1997).
Las conclusiones generadas de las condiciones experimentales del corte indujeron al error. En realidad estas no permiten integrar el impacto del animal sobre la pradera, ni describir la cantidad y la calidad de la ingestión (no de la oferta solamente). El efecto del parasitismo interno de los animales en pastoreo es considerable y su estudio es necesario. Para mejorar el uso de los pastos tropicales parece muy importante efectuar los estudios bajo condiciones de pastoreo, tomar en cuenta la composición morfológica de los forrajes, determinar la materia seca útil para el animal y conocer cuál es realmente utilizada.
Una biomasa
forrajera dificil de manejar
La productividad
de los sistemas ganaderos puede ser mejorada con el aumento de la producción
por unidad de superficie (para un mismo nivel de insumos en la producción
forrajera). Por otra parte, la rentabilidad de los sistemas intensivos (para
una misma carga) puede ser optimizada al reducir los insumos, mejorar la calidad
del forraje ofrecido y disminuir el aporte de concentrado.
Efecto de los
sistemas de pastoreo
Se condujo un sistema
de pastoreo con "líderes y seguidores"(383 cabritos) sobre
pangola durante 2 años, en comparación con el sistema testigo
donde los animales no se separaron (Alexandre, 1991). Los resultados mostraron
un efecto benéfico del pasto en los animales destetados (tabla 6).
Durante la primera
fase de crecimiento (4-6 meses) estos alcanzaron un kilogramo más que
sus homólogos del lote testigo: 11,8 vs 10,5 kg a los 185 días;
sin embargo, al final de la ceba no se apreciaron diferencias entre los tratamientos.
La biomasa de pangola en 2 años fue de 4 335 kg de MS/ha; se halló
solo un 28 % de hojas dentro de esta biomasa, la cual presentaba una proporción
elevada de tallos (cerca del 50 %). Una alta tasa de rechazo se observó
a la salida de los animales de la parcela: 17 % para las hojas y 100 % para
los tallos. Además, la altura de la hierba residual fue aun más
elevada, ya que alcanzó 18 cm como promedio (valor corregido por el sistema
de pastoreo, el año y la estación).
El sistema de líderes
y continuadores benefició a los cabritos destetados, ya que tuvieron
a su disposición una mejor proporción de hojas; además,
es posible que hayan tenido una infestación parasitaria menos masiva
que aquellos que se mantuvieron sobre la misma parcela. Sin embargo, este sistema
de pastoreo conducido intensivamente con los cabritos en crecimiento, al transcurrir
2 meses trajo como consecuencia una acumulación de material muerto, la
degradación de la estructura de la pradera y la disminución del
valor del pasto. Todos estos factores pueden generar problemas de consumo en
el pastoreo, aumento del parasitismo y una reducción del crecimiento
de los animales.
Efecto de la edad del rebrote
Mejorar el valor
del pasto de la pradera explotada y aumentar la cantidad de hojas dentro de
la ración de los animales son los objetivos que se espera lograr de los
manejos efectuados estrictamente con pastos. Durante un año se realizó
un estudio (Alexandre, Aumont, Fleury, Coppry, Mulciba y Nepos, 1997) con 84
cabras en lactancia para comparar el efecto de la edad de rebrote en la estructura
de la pradera, en el que se emplearon dos edades (21 y 35 días). Después
de 21 días de rebrote, en la pangola la producción de estolones
aumentó; mientras que las hojas se estabilizaron (Cruz, Alexandre y Baudot,
1989). No hubo efecto significativo en la producción forrajera reportada
por día de rebrote (140 g de MS/día), en la relación hoja-tallo
(65-70 %) ni en la producción de leche de las madres (900-1 050 g/día)
(tabla 7). Tomando en cuenta la superficie de las parcelas, la biomasa y la
composición morfológica del forraje, no se encontró diferencia
entre los sistemas, pero la disponibilidad total fue de 2,30 a 2,42 kg de MS
total/cabra/día y la cantidad de hojas disponibles de 0,98 a 1,02 kg
de MS hojas/cabra/día. Por otro lado, se obtuvo una cantidad importante
de biomasa residual a la salida de la parcela (hasta 3 000 kg de MS/ha) con
una alta proporción de tallos (63 %).
En el sistema de
21 días de edad de rebrote las GD de las cabras, ajustadas por su peso
al nacimiento y la producción de leche de sus madres, fueron menores
(P<0,01) que dentro del sistema de 35 días: 75 vs 84 g/día
(tabla 7). Esto evidencia un efecto directo
del sistema de 21 días en el crecimiento, independientemente de la producción
de leche de las madres, y sugiere un efecto negativo del parasitismo gastrointestinal
de los cabritos bajo la madre. La explotación de un pasto a una edad
de rebrote inferior a 28 días aumenta el riesgo de infestación
parasitaria (Aumont, Gruner y Berbigier, 1991).
Dentro de los sistemas rotativos basados en una carga animal anual fija, la disponibilidad de forraje es compensada por la superficie de las parcelas y por la carga instantánea. Las altas tasas de biomasa residual a la salida de los animales pueden inducir a una degradación de la cubierta vegetal. En todos los casos el problema del parasitismo gastrointestinal deberá ser resuelto para las cabras reproductoras y los pequeños bajo la madre. Esta es una de las razones por las cuales el sistema rotativo de 21 días de crecimiento del forraje no es aconsejable en la continuación de los trabajos.
Aumento de la
carga animal
Incrementar la
carga animal es uno de los medios de explotar la biomasa disponible y reducir
el rechazo a la salida de las parcelas. Se compararon dos cargas durante 2 años
(Alexandre y Mahieu, 1989), con 216 cabras lactantes sobre una pradera de pangola
de 35 días de crecimiento del forraje. Las cargas medias anuales fueron
de 70 hembras/ha para el nivel alto (AN) y 54 hembras/ha para el nivel medio
(MN), con 2 000 vs 1 400 kg de PV/ha/año, respectivamente.
Los rendimientos
de las madres y de los pequeños han sido similares en los dos lotes:
fertilidad de 90 %, prolificidad de 2,13 y GD predestete de 80 g/día.
Sin embargo, la mortalidad predestete ha sido más elevada (P<0,05)
en el lote AN que en el lote MN: 10,5 vs 7,0 % (tabla 8). La mortalidad
elevada en el sistema intensivo podría estar ligada a los problemas sanitarios
más frecuentemente observados: numerosos casos de estrongliosis, coccidiosis,
diarreas y edemas. Estos problemas podrían agravarse a mediano plazo,
debido a los fuertes riesgos de infestación parasitaria dentro de los
sistemas con altas cargas (Aumont et al., 1991).
En la zona tropical
se han reportado pocos sistemas de pastoreo intensivo, con cargas que varían
de 37 a 120 cabras/ha, pero para animales de peso vivo diferente (25-50 kg)
(Devendra y Burns, 1983). Dentro de nuestras condiciones se han obtenido buenos
resultados en cuanto a productividad, pero debido a los problemas de parasitismo
el sistema muy intensivo no es aconsejable.
La intensificación
forrajera conduce a la producción de una considerable masa verde, la
cual es difícil de manejar. Si no se respetan las normas óptimas,
esto conduce a una mala utilización de las praderas y a una degradación
de la estructura: la relación hoja-tallo es muy baja y a la salida de
los animales se queda sin utilizar el 100 % de los tallos, los cuales se van
acumulando a través del tiempo. Por otra parte, los problemas de parasitismo
se agudizan.
Manejo del rebaño
La conducta de
los animales es un elemento importante en los sistemas de pastoreo. La ganadería
de los animales jóvenes debe resolver dos problemas: la optimización
alimentaria de esos animales, que son malos pastoreadores, y el parasitismo,
que es muy importante para el crecimiento. Los resultados del crecimiento después
del destete muestran la necesidad de integrar sistemas de manejo que permitan
un compromiso entre los niveles de producción animal (individuales o
por unidad de superficie), por una parte, y la perennidad y el potencial productivo
de las praderas, por la otra.
El destete en pastoreo
en nuestras condiciones se acompaña de un estrés alimenticio (cambio
de una alimentación láctea a otra estrictamente forrajera), un
estrés de comportamiento (los jóvenes destetados son malos pastoreadores)
y un estrés parasitario (infestación más marcada). El sistema
de pastoreo ¨líderes y seguidores¨ permite reducir la competencia
alimenticia y disminuir la incidencia parasi-taria por el hecho de mezclar diferentes
tipos de animales.
La ganadería
de las madres al pastoreo debe ser mejorada, aumentando la cantidad y la calidad
del forraje ingerido. ¿Cómo medir y mejorar la ingestión?.
En este sentido debe realizarse un trabajo específico. Sin embargo, el
rechazo que se acumula con el tiempo provoca una degradación progresiva
del valor nutricional del pasto, aspecto que debe ser resuelto. Por el contrario,
la reducción del aporte de alimento concentrado en nuestros experimentos
(de 24,8 a 13,4 UFL/hembra/ lactancia) no produjo una disminución marcada
en la producción de leche de las madres ni en el crecimiento de la cría
(80 g/día/cabrito) y las madres mantuvieron un estado corporal medio.
Por otro lado, los pequeños rumiantes son capaces de explotar una gran
variedad de recursos alimenticios, por lo que es importante utilizar sus capacidades
particulares e introducirlas en la ración de los animales.
Por otra parte,
el sistema de pastoreo permite obtener una alta productividad a escala del rebaño
y de las praderas, pero esto conlleva problemas de parasitismo en las madres
y en los pequeños, como consecuencia del «periparturient rise»,
en cuyo estudio se debe profundizar.
La cría
de pequeños rumiantes está adaptada a la situación regional
(aprovecha-miento del espacio marginal y granjas pequeñas) y resulta
altamente productiva. Sin embargo, el factor limitante es el parasitismo interno,
el cual constituye un problema económico real, cuyo impacto es poco valorado.
En este contexto debe tenerse en cuenta también que se garantice una
adecuada biomasa forrajera.
Problemática
Alimentación,
parasitismo y conducta están íntimamente ligados dentro del contexto
de los sistemas de pastoreo (fig. 1) y fue
necesario la elaboración de una metodología de estudio.
Los trabajos sobre
forrajes tropicales se han dedicado principalmente a investigar la adaptación
agronómica de especies introducidas y mejoradas, así como su valor
alimenticio. El potencial de producción se eleva hasta 50 t de MS/ha/año
para la gramínea de referencia (la pangola), obtenidas en condiciones
técnicas muy favorables, pero poco extrapolables a las condiciones de
producción (800 kg de N/ha/año). Los agrónomos, por una
parte, han trabajado en ensayos multilocales y sobre microparcelas de corte
(fig. 1). Los zootecnistas, a su vez, han evaluado los forrajes sobre la base
del consumo y la digestibilidad determinados en pruebas de metabolismo. Estas
pruebas eran necesaria-mente verticales y monodisciplinarias (por razones metodológicas
y de dispositivos experimentales) y se realizaron de forma independiente, pero
al ser efectuadas bajo corte no permitieron comprender la complejidad de los
sistemas de pastoreo (fig. 1).
Fracasos técnicos
y sociales. Los modelos intensivos (como el descrito para la pangola regada)
son raramente empleados por los ganaderos de la zona. Estos modelos se divulgan
ampliamente desde hace 15 años para alcanzar cierto grado de desarrollo
y están fuertemente subvencionados. En el caso de Guadalupe estos solo
se encuentran en el 9 % de la superficie de las praderas de fincas de bovinos
y en el 4 % de los criadores de caprinos; mientras que la utilización
de los recursos naturales, como la sabana arbustiva a base de una gramínea
nativa como el Dichanthium sp., está muy difundida (75-90 % de
la superficie de praderas permanentes), principalmente en sistema sin riego
(Boval, 1995). Estos dos tipos de sistemas (pangola regada y fertilizada o sabana
natural sin riego) han estado siempre opuestos dentro del mundo profesional
y rara vez han sido comparados en condiciones similares de explotación.
Sin embargo, Cruz et al. (1989) han mostrado los potenciales de producción
de biomasa de ambas gramíneas. Además de este potencial fisiológico,
también es conveniente considerar las características de la productividad
animal, la durabilidad de los sistemas y la difusión de las técnicas
asociadas a los dos modelos.
Por otro lado,
aunque la intensificación forrajera permite un incremento considerable
de la producción individual y por unidad de superficie de los pequeños
rumiantes y los bovinos, también genera efectos adversos que traen consigo
aspectos negativos para el desarrollo de la ganadería de la zona, tales
como:
-Biomasa no utilizada
(el rechazo es considerable a la salida de los animales de las parcelas y se
acumula a través del tiempo); hay una degradación de la estructura
de la pradera, lo cual reduce la calidad de lo ingerido (la altura de la hierba
aumenta y la relación hoja-tallo disminuye).
- Aumento del costo
de los insumos (alimentos concentrados y productos veterinarios para los pequeños
rumiantes, instalaciones hidráulicas y agua de riego), lo que frena el
desarrollo
y fragiliza las explotaciones; es deplorable también la contaminación
producida por los insumos químicos (fertilizantes, tratamientos veterinarios
para los animales, etc).
- Incremento explosivo
de la parasitosis interna de los pequeños rumiantes, acompañada
por fenómenos generalizados de resistencia a los antihelmínticos
(Aumont et al., 1997).
Por ello, los sistemas
intensivos deben ser optimizados elaborando modelos menos consumidores de insumos,
situando los límites de la intensificación, controlando mejor
los pastos naturales y favoreciendo la utilización de los recursos alimenticios
locales.
Una nueva problemática.
Las diferentes conclusiones implican una pregunta más compleja: ¿cuál
debe ser el tipo de investigación aplicada, capaz de aportar una justificación
social y que amerite ser llevada a una escala macroeconómica?. La insularidad
y los modos de desarrollo de la zona del Caribe conducen a la necesidad de producir
más sobre las superficies restringidas y a través de agricultores
con recursos financieros y técnicos limitados. ¿Cómo promover
sistemas de ganadería en pastoreo, que sean a la vez: productivos, sostenibles,
rentables, transferibles y poco contaminantes?.
Esta pregunta necesita
tener en cuenta los aspectos descritos en las figuras 1, 2 y 3. Es a la vez
una investigación fundamental y dirigida, que debe ser pluridisciplinaria.
Necesita de conocimientos en agronomía (manejo del forraje, fig. 1),
en alimentación y nutrición animal (fig.
2) y en parasitología (fig. 3),
y debe apoyarse en el saber-hacer en zootecnia (manejo del rebaño, fig.
1), en genética de poblaciones locales y en el análisis de los
sistemas. En realidad el pasto es un medio complejo donde inciden las relaciones
suelo-planta y hierba-animal, el cual integra los problemas agronómicos,
alimentarios, parasitarios y zootécnicos (en sentido amplio), que además
contiene elementos del ambiente físico y socioeconómico para un
lugar determinado (fig. 4).
Existen muy pocos
datos acerca de la longevidad de la pradera explotada intensiovamente y sobre
el control del forraje no consumido a la salida de los animales. Particularmente,
hay pocos trabajos sobre la gestión óptima de pastos que tengan
en cuenta la ecofisiología de los forrajes que los constituyen (relación
hierba-animal, fig. 1). En realidad, más que el resultado global del
rendimiento forrajero, lo que importa son las determinaciones de los factores
que limitan la explotación óptima de los pastos por los animales
(figuras 1, 2 y 3). Así mismo, más que la productividad animal total,
es la durabilidad del sistema lo que conviene evaluar. Dentro de nuestra situación
insular de fuerte presión demográfica y turística, la utilización
óptima del espacio es una necesidad.
La ganadería
permite a la vez poner en explotación algunas zonas marginales y suministrar
al mercado local la proteína animal, para lo cual es necesario la intensificación
razonada de los pastos (fig. 4).
Los temas relevantes
de la agronomía, la zootecnia, la alimentación y la parasitología
han permitido crear los fundamentos científicos imprescindibles para
el desarrollo global de los sistemas de pastoreo (fig. 4). A más largo
plazo y a mayor escala, será necesario estudiar aquellos indicadores
vinculados a la gestión del espacio y a la evaluación económica
de los sistemas, para determinar cuáles son ineludibles y requieren ser
evaluados durante más tiempo.
CONCLUSIONES
Esta problemática
puede ser desarrollada en diferentes condiciones de las Antillas Francesas,
descritas en este artículo. Es el caso de los sistemas agrosilvopastoriles,
muy difundidos en Latinoamérica (FAO, 1998; EEPF «Indio Hatuey»,
1998). La situación parece ser más favorable en términos
de alimentación (dado el valor alimenticio de los recursos arbustivos)
y de parasitismo (el ramoneo de zonas menos sucias por el excremento de los
animales y la existencia de materias activas vegetales antiparasitarias), pero
menos favorable en cuanto a productividad por hectárea (necesidad de
superficies o de construcciones más grandes).
Por la complejidad
del problema se impone unir los criterios de los especialistas que trabajan
en esta temática para, en un breve tiempo, poder dar respuesta a las
interrogantes que aún perduran.
AGRADECIMIENTOS
Al Dr. Félix Ojeda García por la traducción y a la Lic. Alicia Ojeda por la corrección de estilo.
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Recibido el 10
de enero del 2001
Aceptado el 10
de junio del 2001