ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Condición corporal y desempeño productivo y reproductivo de vacas Siboney en un contexto Silvopastoril

 

 

 

M. Reinoso1 y L. Simón2
1Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas Carretera de Camajuaní km 5.5, Santa Clara, Villa Clara, Cuba
2Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey". Matanzas, Cuba

 

 

 


RESUMEN

Con el objetivo de examinar la influencia de la condición corporal (CC) al parto, al concluir el puerperio y en las diferentes fases de la lactancia en algunos indicadores bioproductivos de vacas lecheras Siboney, se utilizaron 200 animales procedentes de agroecosistemas silvopastoriles basados en la asociación de L. leucocephala con: A) C. nlemfuensis, B) pastos naturales y C) C. nlemfuensis + S. indicus, y un agroecosistema D basado en el monocultivo de P. maximum. A partir de los registros de cada agroecosistema se determinaron los intervalos parto-primer servicio (IPPS), parto-concepción (IPC), índice de natalidad (IN) y por ciento de vacas con síndrome de repetición de celos (SIREC); se controló además el rendimiento lácteo de los animales. Se encontraron diferencias significativas entre las diferentes clases de CC al parto en los intervalos postpartales y en el IN, con independencia del agroecosistema; los intervalos menos prolongados e IN más alto correspondieron a los animales con CC al parto entre 2,8 y 3,9. El por ciento de vacas con SIREC fue superior en las que al concluir el puerperio tenían una CC entre 2,1 y 2,7 o inferior a 2,0 (20 y 40 %, respectivamente). El rendimiento lechero individual durante la lactancia también estuvo influenciado por el estado de las reservas corporales al parto. En los agroecosistemas donde se ha incorporado el componente arbóreo en toda el área de pastoreo se logran los porcentajes más elevados de vacas que se mantienen en el rango de CC ideal, sin necesidad de ofrecer grandes cantidades de alimentos balanceados

Palabras claves: Condición corporal, producción lechera, sistemas silvopascícola.


ABSTRACT

An amount of 200 Siboney dairy cows were examined with the objective of determining the influence of corporal condition (CC) at calving, at the end of the puerperium and at the different stages of nursing, on some of their bioproductive indicators. The animals used proceeded from silvopastoral agricultural ecosystems based on the association of L. leucocephala with: A) C. nlemfuensis, B) natural pastures and C) C. nlemfuensis + S. indicus. There was also a D agricultural ecosystem based on the monoculture of P. maximum. From the records of each agricultural ecosystem, the calving-first service intervals (CFSI) were determined, as well as calvingconception intervals (CCI), birth rate (BR) and percentage of cows with syndrome of estrus repetition (SYESR); in addition, the milk yield of the animals was controlled. Significant differences were found among the different types of CC at calving in postpartum intervals and in BR regardless of the agricultural ecosystem. The shorter intervals and the higher BR corresponded to the animals with CC at calving between 2,8 and 3,9. The percentage of cows with SYESR was higher in those that had a CC between 2,1 and 2,7 or less than 2,0 (20 % and 40 % respectively) at the end of the puerperium. Individual milk yield during nursing stage was also influenced by the state of corporal reserves at calving. In agricultural ecosystems where the tree component have been incorporated to the whole area of grazing, the higher percentages of cows that are maintained in the rank of ideal CC are achieved, without the need of offering big amounts of balanced feed

Additional index words: Corporal condition, milk yield, silvopastoral systems.


 

 

INTRODUCCIÓN

Es muy usual que para evaluar el status nutricional del ganado vacuno y su influencia en el desempeño productivo y reproductivo, se recurra a determinar el peso vivo de los animales utilizando una balanza o indirectamente a través del perímetro torácico. Sin embargo, cuando se trata de predecir la producción láctea y el comportamiento reproductivo de las vacas se ha encontrado que estas medidas tienen una correlación variable con los principales indicadores reproductivos y el grado de reservas corporales (López, 1995), de manera que los reportes planteados en la literatura consultada no muestran una tendencia definida al respecto. Así, algunos autores han informado una correlación negativa entre el peso vivo y la duración del período de anestro postpartum, mientras que otros no encontraron relación de dependencia entre estas dos variables.

Estos resultados permiten inferir que el peso vivo no indica la verdadera magnitud de las reservas corporales de las vacas; es muy frecuente que animales de la misma raza, estado fisiológico y salud tengan similar peso vivo, pero muestren diferencias significativas en cuanto al grado de reservas energéticas corporales.

Actualmente se cuenta con diferentes sistemas o metodologías para evaluar la condición corporal en el ganado vacuno sobre la base de la apreciación subjetiva de determinadas regiones anatómicas tales como la base de la cola, los procesos transversos de las vértebras, la fosa sublumbar, la cadera, las costillas y el área comprendida entre las tuberosidades coxal e isquiática (Ferguson, Galligan y Thomson, 1994; Osoro, 1995; Velásquez, 1999), aunque existe el criterio generalizado de que se trata de un método subjetivo, ya que se basa en la inspección visual y la palpación de las regiones anatómicas antes señaladas. Sin embargo, cuando se observan determinadas premisas relacionadas con el entrenamiento del personal responsabilizado con la realización del diagnóstico y el momento que se elija para efectuarlo, esta metodología se convierte en una herramienta muy útil y práctica, cuyo nivel de precisión asegura la adopción, con cierto margen de seguridad, de medidas encaminadas a corregir las prácticas de manejo y alimentación del rebaño.

Este estudio tuvo como objetivo examinar la influencia de la condición corporal al parto y al concluir el puerperio en algunos indicadores productivos y reproductivos de vacas lecheras Siboney en agro-ecosistemas con y sin arborización, manejados racionalmente.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Ubicación y condiciones experimentales. Se utilizaron 200 animales procedentes de cuatro unidades lecheras de la Empresa Pecuaria Genética "Nazareno", de la provincia de La Habana, las que fueron consideradas agroecosistemas independientes por poseer límites geográficos definidos, diferentes tipos de suelo y pastos, así como una dinámica peculiar de interacciones del conjunto suelo-planta-animal-hombre.

En tres agroecosistemas se introdujo Leucaena leucocephala en el 100 % del área de pastoreo, asociada con Cynodon nlemfuensis y pastos naturales. En el otro la gramínea predominante en la composición botánica del pastizal era Panicum maximum.

En su conjunto estos agroecosistemas ocupaban un área agrícola útil de 161,88 ha, con una carga animal sobre la superficie forrajera que variaba entre 1,11 y 1,67 UGM ha-1. Asimismo, en cada uno existían entre 5,36 y 9,39 ha dedicadas al cultivo de king grass y caña de azúcar, para ser utilizadas como suplementos voluminosos durante todo el año según las necesidades del balance alimentario. Debido al carácter heterogéneo de la composición botánica de los pastizales, de las condiciones edáficas, de la superficie forrajera y de la densidad de siembra de la leguminosa, la contribución de las fuentes alimenticias endógenas a la satisfacción de los requerimientos nutricionales de los animales difirió entre los agroecosistemas.

El sistema de manejo del pastizal en todos los casos se basó en la aplicación flexible de las Leyes Universales del Pastoreo Racional, esbozadas por Voisin (1963), sin la aplicación de riego ni fertilizantes químicos.

La suplementación consistió en 1 kg (base fresca) de melaza por vaca en ordeño por día, así como 1, 2 y 3 kg (base fresca) de pienso para vaca lechera en cada agroecosistema, respectivamente.

Cacterísticas y manejo de los animales. Los rebaños estaban compuestos por hembras primíparas Siboney (? Holstein x ? Cebú), con una edad promedio al parto de 51,2 10,8 meses. Se aplicó el método de "punteros y continuadores", para lo cual cada rebaño se dividió en tres grupos:

• Vacas de alta producción lechera: Primera prioridad

• Vacas de baja producción lechera: Segunda prioridad

• Novillas y vacas no lactantes: Tercera prioridad

Las vacas en producción fueron sometidas a doble ordeño mecanizado.

Procedimiento, mediciones y análisis estadístico. Se realizó el diagnóstico de la condición corporal (CC) mediante la inspección visual y la palpación individual una vez finalizado el parto, al concluir el puerperio (40-60 días postpartum) y mensualmente durante el desarrollo de la lactancia. Para el otorgamiento de la nota de condición corporal se elaboró una metodología (tabla 1) basada en las recomendaciones formuladas por Lowman, Scott y Somerville (1976), Parker (1989) y Cisneros (1995) y se empleó una escala de puntuación del 1 al 5.

Se controló el comportamiento reproductivo de los animales, ya que se calcularon los intervalos parto-primer servicio (IPPS) y parto-concepción (IPC), así como el índice de natalidad (IN); para ello se utilizaron los registros individuales existentes en cada agroecosistema.

Asimismo, se determinó el por ciento de vacas con síndrome de repetición de celos (SIREC), de acuerdo con la definición de Pedroso y Roller (1996), quienes señalaron que este fenómeno se caracteriza por una infertilidad de duración variable, sin alteraciones anatómicas o fisiológicas evidentes en el aparato genital de la hembra; sin embargo, esta requiere más de tres servicios para gestarse.

Paralelamente se registró el rendimiento lechero individual y los días de lactancia correspondientes al pesaje mensual de la leche.

Los datos primarios fueron agrupados según las diferentes clases de CC previamente establecidas y procesados mediante el modelo lineal general del programa SPSS 8.0 para Windows; para determinar el nivel de significación de las diferencias entre las medias se empleó la prueba de Duncan (1955).

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En la tabla 2 se muestra la influencia de la CC al parto en el IPPS, IPC e IN, en los cuales hubo diferencias significativas (P<0,01 para IPPS e IPC, y P<0,05 para IN) entre las diferentes clases de CC, independientemente de los agroecosistemas. El peor comportamiento correspondió a las vacas que tuvieron una CC al parto inferior a 2,8 y superior a 3,9. De acuerdo con estos resultados, las vacas que llegaron al parto con una CC entre 2,8 y 3,9 tuvieron un IPPS de 60,92±19,41 días, IPC de 122,22±19,62 días e IN de 0,9±0,05; el valor de este último parámetro se correspondió con un intervalo interpartal de 405 días.

Si por definición la CC es un indicador de la cantidad de grasa tisular y refleja la energía útil de reserva de un animal como consecuencia del plano nutricional a que estuvo o está sometido (García-Paloma, 1990; Hernández, Alvarez, Tamayo, Ruíz y Gutiérrez, 1995; Alvarez, 1997), es de esperar que el comportamiento reproductivo subsecuente dependa marcadamente de dicho status nutricional al momento del parto (Gearhart, Curtis, Erb, Smith, Sniffen, Chase y Cooper, 1990; Herd y Sprott, 1994). Así, Houghton, Lemenager, Horstman, Hendrix y Moss (1990) y Domínguez, Martínez, Labrador, Risso y López (1996) plantearon que las vacas con una CC al parto superior a 2,5 tienen un IPPS mucho menor que aquellas que presentan valores entre 1,5 y 2,0; para estas últimas se reporta un menor por ciento de gestación y un aumento del anestro postpartum (Wattemann, 1994), comportamiento que está asociado al hecho de que cuando la hembra bovina tiene una CC al parto inferior a 2,5 se inhiben los impulsos hipotalámicos de la hormona estimulante de la gonadotropina (GnRH) y, consecuentemente, disminuye la actividad de la hormona luteinizante (LH) (Zambrano, García, Alvarez y Leyva, 1995), se reduce el peso del cuerpo lúteo y cesan o no se inician los ciclos estrales, con el consiguiente establecimiento del anestro posparto (Rasby, Wattemann, Geisert, Wagner y Lusby, 1991).

Por su parte Herd y Sprott (1994), al examinar el efecto de la CC al parto en el comportamiento reproductivo posterior, encontraron que el por ciento de vacas que habían manifestado celo antes de los 80 días postpartum fue menor en aquellas con CC inferior a 3, por lo que concluyeron que los planos nutricionales que conducen a una pobre CC pueden provocar intervalos postpartum marcadamente prolongados y menores tasas de concepción, lo cual pudiera estar asociado a una combinación de deficiencias de energía, proteína o fósforo y a la incidencia de parásitos internos; mientras que los trastornos reproductivos en aquellas vacas con una CC al parto igual o superior a 3 probablemente se deban a la carencia de minerales y/o vitaminas, a una enfermedad o problema genético, a la mala calidad del semen o a deficiencias en el servicio de inseminación artificial y detección del celo.

El comportamiento reproductivo también se afecta cuando las vacas son sobrealimentadas durante el período seco y paren con una CC superior a 4. Dobbelaar (1995) refiere los siguientes efectos debidos a la obesidad al parto: distocias, retención placentaria, paresia puerperal y cetosis. Particularmente, se puede apreciar una disminución del consumo de alimentos con la consiguiente movilización de las reservas corporales, situación que conduciría a una cetosis subclínica caracterizada por una relación grasa-proteína inferior a 1,5. Evidentemente, estos desórdenes se traducen en un pobre comportamiento reproductivo y productivo de los animales. De acuerdo con los resultados expuestos en la tabla 2, las medias de IPPS, IPC e IN para las vacas con CC entre 4 y 5 mostraron valores similares a los alcanzados cuando la CC al parto varió entre 1 y 2. Sin embargo, este resultado se basa en un tamaño de muestra relativamente pequeño (n=17) y, por lo tanto, debe ser cautelosamente interpretado.

El alargamiento del intervalo interpartal está condicionado por múltiples factores, entre los que se encuentra la aparición del síndrome de repeticiones de celos (Pedroso y Roller, 1996), y este fenómeno a su vez está altamente correlacionado con el estado de reservas corporales de las vacas al concluir el período puerperal. En la tabla 3, se presenta el porcentaje de vacas con SIREC según su CC diagnosticada a los 40-60 días postpartum. Estos resultados corroboran los reportes antes señalados, pues los porcentajes más elevados correspondieron a las vacas con CC inferior a 2,0 y superior a 4,0 (40 y 22 %, respectivamente).

Las vacas sometidas a desbalances y/o deficiencias nutricionales, así como aquellas que durante el puerperio movilizan grandes reservas corporales con la consiguiente pérdida de su CC óptima, sufren afectaciones en los mecanismos endocrinos que rigen los fenómenos sexuales y todo ello puede influir en la presentación del SIREC (López, 1995; Pedroso y Roller, 1996).

Por otra parte, los reportes de Wright, Rhind, White, Smith, MacMillen y Prado (1990) evidencian que desde el punto de vista histológico y endocrino, las vacas con una CC óptima tienen un número de folículos estrógeno-activos ovulatorios 10 veces más alto que el hallado en aquellas con deficiente CC, principalmente a las 9 semanas postpartum, es decir, al finalizar el puerperio. Se ha demostrado además que las concentraciones plasmáticas de LH y la frecuencia y amplitud de sus pulsos se incrementan en la medida que avanza la lactancia y mejora el estado de reservas adiposas corporales (Connor, Houghton, Lemenager, Malven, Parfet y Moss, 1990; Wright, Rhind y White, 1992).

El estado de las reservas corporales al parto también tiene un efecto significativo en la futura producción láctea de la hembra bovina. En la tabla 4 se reportan los rendimientos medios de producción de leche de los cuatro agroecosistemas en su conjunto, según las fases de la lactancia. La CC al parto influyó sobre tres aspectos vitales de la lactancia: 1) rendimiento individual diario, pues las vacas que lograron mantener una CC entre 2,8 y 3,9 a través de la lactancia alcanzaron producciones individuales significativamente superiores al resto de los animales considerados; 2) presencia del pico de producción, que no se presentó en las vacas con una CC inferior a 2,7; y 3) persistencia a través del tiempo, puesto que los descensos en la producción fueron menos marcados en los animales con una CC superior a 2,8. Por otra parte, el efecto de la CC fue más significativo en las fases I y II (P<0,001) que en el resto de la lactancia (P<0,01), de lo que se infiere que el desempeño productivo de los animales en las primeras etapas de la lactancia depende más de las reservas corporales que del consumo de nutrimentos a través de la dieta, lo cual coincide con los criterios expresados por López (1995).

En este estudio la obesidad al parto no tuvo un efecto tan negativo sobre el rendimiento lechero como el hallado por otros autores (Parker, 1989; Waltner, McNamara y Hillers, 1993; Cisneros, 1995), lo cual se debe a que en esta categoría se incluyeron todos los animales con una puntuación entre 4 y 5; existió una mayor frecuencia (64,7 %) de vacas con CC cercana a 4, por lo que en la mayoría de los casos se trata de una obesidad moderada. Sin embargo, se corroboró lo expuesto por Dobbelaar (1995) en cuanto a que las vacas con una CC al parto superior a 4 manifiestan su pico muy tempranamente y muestran una baja persistencia durante la lactancia debido a una reducción del apetito, en comparación con las que presentan una CC óptima.

 

Condición corporal y potencial alimentario de los agroecosistemas

Evidentemente, el comportamiento productivo de las vacas también depende del plano nutricional a que son sometidas durante la lactancia, por lo que los productores deben adoptar estrategias de alimentación que permitan evitar en lo posible grandes pérdidas de CC como resultado de la movilización de las reservas adiposas, fundamentalmente en el primer tercio de la lactancia. En la tabla 5 se muestran los porcentajes de vacas con CC ideal (3,0_3,5) en las diferentes fases de la lactancia; la variación del estado de las reservas tisulares en el conjunto de los animales estudiados tuvo un patrón típico, pues la frecuencia de animales con una CC ideal decreció durante el primer tercio de la lactancia (fases I y II) y en la medida que se aproximaban al momento del secado fueron recuperando dichas reservas, resultados que coinciden con los informados por Waltner et al. (1993).

Es de notar que en los agroecosistemas arborizados con L. leucocephala asociada a C. nlemfuensis, independientemente del tipo y nivel de suplementación empleado, menos del 50 % del total de animales diagnosticados perdieron la CC ideal en las distintas fases de la lactancia; mientras que en el agroecosistema silvopastoril donde el pastizal acompañante estaba compuesto mayoritariamente por gramíneas nativas de pobre rendimiento y calidad de la biomasa comestible, el referido indicador varió entre 58 y 62 % en las dos primeras fases de la lactancia. Este comportamiento fue similar al del agroecosistema basado en el mono-cultivo de P. maximum sin arborización y con alto nivel de suplementación. Estos resultados permiten inferir que debido al efecto benéfico del componente arbóreo en el suelo y en la gramínea acompañante, en los sistemas silvopastoriles se verifica un incremento sustancial de la biodisponibilidad de MS, energía, proteína y minerales, así como de la digestibilidad e ingestión de materia orgánica comestible, lo cual redunda positivamente en el plano nutricional de los animales (Farrell y Altieri, 1997) y, consecuentemente, el déficit energético consustancial al desarrollo de la lactancia y su efecto negativo en la producción láctea (García-Trujillo y García-López, 1990) pueden ser reducidos en esas condiciones. Sin embargo, estas respuestas dependen de las características físicas, químicas y biológicas del suelo, del tipo de asociación leguminosa-gramínea que se establezca, del nivel y tipo de suplementación con concentrados que se emplee y del manejo del conjunto suelo-planta-animal.

Los resultados expuestos corroboran la existencia de relaciones significativas entre la condición corporal al parto y el comportamiento productivo y reproductivo posterior de la hembra bovina, por lo que aquellos animales que arriben al parto con una CC entre 2,8 y 3,9 estarán en mejores posibilidades de manifestar su potencial genético si las condiciones de manejo, alimentación y estado de salud postpartum lo permiten. Además, en los agroecosistemas donde se ha incorporado el componente arbóreo en toda el área de pastoreo se logran los porcentajes más elevados de vacas que se mantienen en el rango de CC ideal, sin necesidad de ofrecer grandes cantidades de alimentos balanceados, por lo que estos sistemas silvopastoriles se perfilan como valiosas alternativas para procurar un mejor estado de reservas corporales a través de la lactancia.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido el 20 de septiembre de 1999
Aceptado el 24 de diciembre de 1999